Advertencia, escena subida de tono.
Los brazos de Theo me dejaron sobre el sofa, por lo que yo le sonreí, me había traido desde su coche en brazos porque yo estaba perezosa y no quería empezar a caminar después de dormirme durante unos minutos.
—Gracias, bebé... —Murmuré, y estiré mi cuerpo para indicarle que su cara debía bajar, y así fue, por lo que cumplí mi deuda dandole un casto beso en los labios.
—De nada, cielo. —Por su tono de voz, supe que aquella no iba a ser la manera de pagarselo. Pero, estaba dispuesta. Siempre nos quedabamos a medias y en aquella ocasión estabamos en su casa, solos.— ¿Sabes? Tu ropa me molesta.
Y con aquellas palabras, llevó sus manos al borde de mi camiseta y tiró de ella hacía arriba, sacandomela y sin yo poner ninguna queja. Era divertido verlo tan concentrado en "hacerme creer" que lo que íbamos a hacer no era algo raro. Pero, claro, el señorito sabía que yo era virgen y sus reglas eran que si debíamos hacerlo sería con mimos y muchisimo amor.
—Igualdad de condiciones, cielo. —Murmuré antes de yo llevar las manos hacia su camiseta y repetir el proceso que él había hecho, al dejarla caer al suelo, pasé mi mano por sus abdominales, y lo escuché reirse. Jodida mierda, sentía que había mojado incluso el sofá.
—Me parece bien... Pero, hoy solo toca mimos. —Habló, con su voz ronca, con la que hacía que me imaginara todo tipo de escenas por la noche, y es que, joder, con un novio como él, que más podía esperar.
Acto seguido, se sentó a mi lado, y cogió mis piernas para poderlas por encima de sus muslos, dejandome recostada, sin llegar a tumbarme. Sus traviesas manos se deslizaron desde mis rodillas, pasando por mis muslos y casandome escalofríos hasta lo que venía siendo el botón y la cremallera de mi pantalón, los cuales no tuvo dificultad en resolver y hacer que el borde de mi ropa interior se empezara a ver.
Pero, en ese momento un ruido se escuchó en la parte de arriba, lo que causo que Theo de manera rápida me pusiera su camiseta. A veces olvidaba que era un hombrelobo.
—Lo siento, pornosos, pero Beacon Hills necesita de nuestra ayuda. —Y allí estaba la interrupción, que tenía nombre y apellidos; Malia Hale.— Y eso quiere decir, que Theo va, tú no, hueles a hormonas y... ya sabes.
Un sonrojo se apoderó de mis mofletes, por lo que Theo se rió, maldito idiota. Yo asentí con la cabeza resignada, no iba a entrometerme aquella vez porque, todos podían olerme y me daba un poco de vergüenza, para que mentir.
Pero, Theo Raeken y yo teníamos asuntos pendientes.
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One-Shots.
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