One-Shots.

Ron Weasley.

Miré al Gryffindor frente a mí. Ronald Weasley había estado actuando como un grandísimo idiota. No sabía desde cuando estaba colado de Hermione, pero a él le había dado la gana contármelo justamente cuando yo planeaba contarle que estaba enamorada de él desde que Harry me lo presentó.

Él levantó la cabeza de su libro y me sonrió, viéndome forzada a corresponderle aquella sonrisa con un guiño de ojo. Ser una Slytherin y juntarte con el trío de oro era lo peor que podía hacer, todo el mundo me pedía información de ellos para repartirla, o ponerlos verdes. Y, claro, esperaban que yo aceptara por algo que según ellos no había en todos lados.
Pero la verdad es que me daba igual cuanto se esforzarán, ellos eran mis amigos y yo no iba a traicionarlos.

—¡Ron, Hermione te está buscando! —Entró Ginny gritando por la puerta de la habitación de Ron y Harry.

—Este es mi momento. —Me murmuró en voz baja, antes de levantarse de la silla y correr en busqueda de su princesa de Gryffindor.

[...]

—¿No la has visto, Harry? —Escuché el desesperado tono de voz de Ron, no estaba espiándolos, simplemente yo acababa de entrar en el Gran Comedor. Y Harry al verme, me señaló, por lo que el pelirrojo se giró a verme con una gran sonrisa invitándome a unirme a ellos como siempre lo hacía, y así fue.

—¿Qué tal os ha ido, chicos? —Sonreí, y agradecí estar sentada enfrente de Harry y al lado de Ron, porque sería muy incómodo tener que encontrarme con su mirada cada vez que levantara la cabeza.

—Eso Ron, qué tal te ha ido. —Me secundó Harry, mirándome con una sonrisa un tanto extraña.

—Hermione me ha rechazado porque dice que le gusto a una de sus amigas, ¡eso no es posible! —Soltó un gruñido, antes de meterse una patata en la boca.— ¡Ella no tiene amigas!

—Tú eres tonto. —Hablé, y me alejé de la banca con paso apresurado, dirigiéndome a mi mesa, allí era donde debía estas hasta que las cosas se calmaran.