One-Shots.

Derek Hale.

¡Estoy muy feliz, habéis petado a comentarios respecto a los personajes que queríais ver por aquí, y los tengo todos apuntados!
Eso sí, tenedme paciencia y recordad que siempre quiero ver comentarios porque eso me anima a seguir con esto.💕

☀

Visualice a Derek, estaba observándome con un tímida sonrisa. Hacía días que estabamos en estos caos, Scott llorando debido a que Allison había muerto y todo el resto de la manada esperando a que yo hiciera algo para acabar con aquello.
Más que nada porque, al ser una de las ex novias del Alpha todos estaban a la espera de que yo me acercara y ayudará a Scott a superarlo. Pero lo que ellos no sabían es que, al otro lado de la habitación estaba él.

El hombre lobo que en mis sueños siempre, siempre estaba junto a mí. Sin importar la situación o, con quien estuvieramos.

Sé que eso es un poco estúpido, Derek Hale nunca estaría con una cría de 17 años. Debería superarlo, debería pensar en otras cosas, pero esa sonrisa que me acababa de dedicar me hacía hacerme ideas falsas.

—Aclaré mi garganta antes de disponerme a hablar, y con tan solo aquel gesto todos los que estaban en el departamento de Derek me miraron.— Chicos, es duro. Pero debemos seguir adelante, ¿creeis que a Allison le hubiese gustado veros así?

Noté como la tensión se expandía por aquella habitación, yo era una jodida humana que rogaba por el mordisco y creo que eso tampoco dejaba mucho que desear o mucho a lo que aferrarse. Noté como Scott se levantaba y caminaba con pasos lentos hasta a mí, y de un momento a otro sus ojos se volvieron rojos.

—¿Quieres el mordisco, no? —Yo asentí, dejando que todos vieran mis claras ganas de pertenecer a ellos, sin importarme los riesgos que pudieran haber de por medio.

Y justo cuando se estaba acercando a mi cuello, una mano tiró de mí hacia detrás, y al segundo estaba entre los brazos de alguien. Que por la consistencia física que tenía, era Derek.

—Una mierda, a ella se la deja. Y no pienso permitir que eso pase en mi departamento. —Me removí entre sus dos fuertes brazos, sin conseguir resultados.— Ahora, todos fuera y quiero que volváis a lo de siempre.

Quejidos se hicieron presentes, y yo traté de hacer como el resto pero él me lo impidió. Dejando que la manada se fuera y yo continuara entre sus brazos, sintiéndome como en casa detrás de tanto caos.