Draco Malfoy.

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—Venga Emma, vamos a hacer el trabajo ya, venga. —Escuché la voz de Axel a mis espaldas mientras yo observaba a Draco desde la distancia.

—¿Eh? —Pregunté, descolocada lo cual hizo que él se riera y me diera un pequeño golpe con el brazo.— Sí, claro. 

Antes de apartar la mirada de Draco pude observar como se giraba para mirarme y yo aparté la mirada aún más rápido, un tanto nerviosa. 

—¿Entonces? —Pregunté antes de que Axel se pusiera a explicarme todo el trabajo una vez más. Odiaba pociones, mi memoria era pésima y se me daba fatal, no podía evitarlo.

Una vez acabamos con lo que teníamos que hacer dejé caer mi cabeza en su hombro y le escuché suspirar.—Oye, Emma... —Pero no pudo acabar ya que Draco se sentó delante de nosotros, dejando sus apuntes en mi campo de visión.— ¿Draco?

—Hola, vosotros. ¿Os venís a la sala común? —Preguntó con interés mientras me observaba directamente a  los ojos. 

—Yo... sí, claro. —Sonreí, tímida y pude escuchar una vez más a Axel suspirar, negando con la cabeza.

—Yo me quedo a seguir estudiando. —Nos comentó, mientras me hacía a un lado para que pudiese apartarse de mí.

—Está bien... Nos vemos en la cena, ¿vale? —Él asintió con la cabeza y acto seguido me levanté caminando hacía la puerta de la biblioteca para salir de aquel lugar.

Se me había olvidado completamente Draco pero, él me lo hizo notar carraspeando a mi lado y haciendo que me sobresaltara.

—Así que... ¿Tú y Rogers? —Cuestionó fingiendo desinteres. 

—Es mi mejor amigo. —Me encogí de hombros mientras él estiraba su mano hacía mí, dejándome unas hojas en la mía. Las observé en silencio y pude ver que eran anotaciones de pociones, aquello no me lo esperaba en absoluto.—Yo... gracias, Draco.

—De nada, Emma. —Sonrió de lado, y me dio un suave empujón con uno de sus hombros en los míos.— Espero que te sirvan, si tienes algún tipo de duda te la puedo resolver sin problemas, es la clase que mejor se me da.

Lo observé con agradecimiento, habíamos hablado pocas veces pero en todas había resultado extremadamente agradable y amable conmigo. Si no fuera porque hablábamos cada mil podría llegar a acostumbrarme un día a aquello. 

—Oye... —Continuó él tras mi silencio, y yo asentí, tratando de que siguiera con la frase.— Habia pensado en si te apetece la semana que viene que tenemos la salida a Hogsmeade podríamos ir... juntos. 

Me quedé en silencio durante unos segundos pensando en lo que acababa de decirme y asentí repetidas veces.— ¡Claro que sí! —Exclamé y dejándome llevar por la emoción rodee su cuerpo con mis brazos en un abrazo. No se aparto, lo cual me sorprendió notablemente y durante unos segundos se quedó en el lugar, y cuando consideré que había pasado el límite me aparté. 

—Entonces... Es una cita. —Susurró, y me guiñó un ojo para después seguir caminando en dirección a nuestra sala común. No podía acabar de creerme aquello, ¿realmente íbamos a tener una cita?—Eh, no te quedes ahí atrás, vamos.

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