Observé aquella pelota de baloncesto en el suelo, y deje escapar una suave risa que cualquiera que me viese podría interpretar como locura debido a que me encontraba sola.
Caminé hasta ella, y la cogí con mis manos. Tantos recuerdos me proporcionaba el baloncesto, desde el momento en el que lo había conocido, hasta nuestra primera cita.
[Flashback].
—¿Tú quien eres? —Escuché una voz masculina detrás de mí, haciendo que dejara caer la pelota del susto.
—¡Joder! Yo soy Daniela, Dani. ¿Y tú? —Me giré, y no me hizo falta que respondiera para saber quien era. Derek Hale, jugador de baloncesto del equipo, realmente bueno por no decir uno de los mejores.
—Derek. ¿Te he asustado? —Alzó las cejas, caminando hacía mí para recoger la pelota y hacerla botar varias veces en el suelo.
—Se podría decir que sí. —Dejé escapar en un tono bajo, su presencia imponía.— Total, yo ya me iba.
—Mh. —Fue su única respuesta antes de que yo empezara a caminar alejandome de él.— ¿No te quieres quedar y te enseño a como hacerlo bien?
Mi rostro adquirió un tono rojizo, sin saber porque sus palabras me habían afectado de la manera incorrecta, mente estupida.
—¿Y hacerte perder el tiempo? Que va, tienes bastante entrenando tú. —Él dejó escapar una risa antes de lanzarme la pelota, dándome en los pies.
—Venga ya, siempre podrás ser mi suplente.
[Fin flashback].
No le había costado nada convencerme, recordé la de horas que nos pasamos aquel día jugando, hasta que llegó la noche y me acompañó hasta la puerta de mi casa, sin esperar nada a cambio.
Mordí mi labio inferior con fuerza, para escuchar unos pasos detrás de mí con un fuerte olor que pertenecía a él.
—Ya no me puedes asustar, cielo.
—Mierda. Lo malo de que seas una mujer lobo es que me pillas enseguida. —Se colocó detrás de mí y rodeó mi cintura con sus manos.— Los niños están preguntando por ti.
—¿Con niños te refieres a Scott y Stiles? —Bromeé.
—No, a nuestros otros hijos. Los adoptados probablemente estén causando algún desastre. —Siguió mi broma dejando un pequeño beso en mi hombro.— Tuve muchísima suerte encontrándote aquí aquel día.
—Lo hiciste a posta. —Confirmé, detectando que estaba mintiendo por la manera en la que se había acelerado su ritmo cardíaco.
—Ups. Es que eras muy guapa, y estabas tan sola que sentí una necesidad de protegerte. Además... no me puedes decir que tú no sabías quien era y lo que hacía.
No respondí, claro que lo sabía. Siempre había tenido un pequeño crush con él, siempre había admirado lo bien que se le daban los deportes y lo mucho que parecía no importarle lo que los demás pensaran.
—Voy a volver con los niños, no tardes demasiado. ¿Vale?
—Oye, Derek. —Me giré mientras él soltaba mi cadera y me sonreía.— Eres tan afortunado de tenerme en tu vida.
Él dejó escapar una risa, para después posar una de sus manos en mi mejilla y unir nuestros labios en un suave y calmado beso. Como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, y eso fue lo que deseé durante todos los siguientes años de mi vida.
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One-Shots.
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