Estáis discutiendo, pero ambos sabeis que es de una manera tierna. El problema estaba en quién haría la cena esa noche. Tú no estabas dispuesta a aceptar hacerla, llevabas varios días consecutivos haciendola y te parecía bien que Derek se encargara de eso.
—Si la haces... Esta noche tendrás recompensa.
—No lo digas dos veces. —Murmuró el alpha con una sonrisa.
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Derek había tenido una escena de celos. Mientras que tú y Scott estabais planeando como hacerle una sorpresa porque su cumpleaños se acercaba, él había entrado y para su opinión estabais demasiado cerca. Aquello, lo puso tan nervioso y enfadado que ignoró tus gritos y se dirigió a casa. Tú, no te quedaste atras, decidiste seguirlo para intentar calmarlo y que no cometiera ninguna locura.
Caminaste, entrando al loft y encontrandotelo sentado y mirando a la nada. Sentiste un fuerte dolor en el abdomen, el solo pensar que él podía sentirse mal por vuestra culpa...
—Derek, cariño...
—Dejame un poco, no estoy para esto... —Su voz sonaba dura, sabías que a él no le gustaba tratarte mal pero aún así insististe.
—¿En serio piensas que te engañaría con Scott?
—Yo... No lo sé.
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Estaba toda la manada reunida menos tú y Stiles, erais mellizos por lo que, a pesar de que a él le había tocado el jeep, siempre te llevaba si tenía un tiempo libre. Y aquella tarde, antes de pasar por el loft de Derek, se te antojó comprarte un batido. Y justo en el momento en el que subiais al jeep, fuera de este empezó a diluviar. Stiles condució hasta allí con más calma. Y cuando entrasteis, te asombró encontrarte con aquella escena.
—Derek, tan solo escuchame.—Pidió Isaac, se encontraba al lado de una viga. Y estabas completamente segura de que ellos dos eran los únicos que se encontraban allí.
—¡No! —Y justo en ese momento, al mismo tiempo que un relámpago iluminaba aquella habitación... Derek le lanzó un vaso, con suerte, Isaac pudo agacharse antes de que le diera.
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—¡Derek! —Gritaste antes de correr hacia Isaac, dejando caer el batido en el suelo sin preocuparte nada más que por tu amigo que se encontraba allí. Cuando el rubio alzó la mirada, pudiste ver una herida que poco a poco se cerró por si sola.
—¿Stilinski? —Sabías que aquello no iba dirigido hacía ti, si no para tú hermano. Derek tenía un apodo especial para ti; pequeña.
—Eres un idiota. —Y con estas palabras y a paso rápido, hiciste que Isaac abandonara aquel loft. Mientras que tu mellizo, se quedaba allí adentro hablando con el hombre lobo que tan loca te volvía pero que parecía un completo extraño en aquel momento.
