Observé los ojos azules del chico frente a mí y sonreí.
Me gustaba la manera en la que el contrario me miraba, a veces sentía que era en lo único que se fijaba al menos durante aquellos momentos que nos encontrábamos juntos, sin embargo nunca habíamos hablado, sólo coincidíamos en partidos de Lacrosse debido a que yo iba a animar a Scott y Stiles.
Se llamaba Brett, y siempre tenía la suficiente energía para jugar, nunca lo había visto en el banquillo hasta aquel día.—Eh, Lola. Nos vamos, ¿te vienes?
Miré a Allison y negué con la cabeza, me apetecía quedarme y seguir observando aquel chico pero, en cuanto giré la mirada él ya no estaba allí.
Pude observarlo dirigiéndose hacia los vestuarios y aquello me hizo suspirar resignada. Quizá no era el momento ni el lugar adecuado.Stiles llevaba la pelota, y se acercó hasta la portería dispuesto a marcar pero, se la pasó a Scott en el último momento y este fue el que se encargó de anotar el punto.
Me levanté de mi asiento aplaudiéndole a aquellos chicos que se habían ganado mi corazón sin tan siquiera intentarlo.Así pasamos los últimos minutos del partido, hasta que se acabó con nuestro equipo como ganador.
—Lola, ¿te llevo a casa? —Preguntó Stiles pasando por mí lado.
—Sí, por fa.
Me dedicó una sonrisa y caminó hasta donde estaba su bolsa, haciéndome un gesto con la mano para que lo acompañara.
Al lado de Roscoe, como Stiles se había empeñado en llamar a su apreciado Jeep estaba Brett, hablando con Lydia y Allison.
—Hey. —Saludó el moreno a aquel trío mientras llegábamos hasta ellos.
—¡Lola, Stiles! Habíamos pensado en ir a los bolos, ¿os apuntáis? —Preguntó Lydia, haciendo que mi mirada se dirigiera al rubio y luego a ellas.—Sí, Brett también se viene.
—Eh...
Stiles me interrumpió.— Voy a avisar a Scott y Derek y vamos.
—¡Perfecto! Nos vemos allí entonces.
—Yo no sé llegar. —Por primera vez desde que habíamos llegado el rubio habló.
—Oh... te puedo acompañar yo. —Sugirió Lydia guiñándole un ojo.
—¿Y tú? —Alcé la cabeza, esperando que se dirigiera a Allison pero no, me estaba mirando a mí.— ¿Me acompañarías?
—Yo... Claro. —Sonreí nerviosa y él asintió.
—No hay más que hablar entonces, nos vemos allí. —Habló a los demás y me hizo una seña con la cabeza para que le siguiera hasta su coche. Se mantuvo a mi lado todo el tiempo, y desde aquella distancia podía oler perfectamente su colonia, olía bien.
—¿Lola? —Preguntó de repente, y yo asentí.—Me gusta tu nombre.
—Oh, eh, gracias. Me encargaré de decirle a mi madre que hizo una buena elección ante tus ojos. —Bromeé, y pude observar una pequeña sonrisa en sus labios mientras sacaba las llaves de su coche y lo abría, subiéndose al lado del conductor.
Subí a mi asiento, y en silencio empezó a conducir en dirección a la bolera, disfrutaba de aquello hasta que recordé que supuestamente él no sabía ir, por eso había ido con él.
—Espera... ¿por qué estás yendo en dirección a la bolera?
—Allí es donde hemos quedado con tus amigos, a no ser que quieras que vayamos a otro sitio. —Comentó, sin borrar la sonrisa de sus labios.
—Pero tú... —No me vi capaz de terminar aquello pues él ya se estaba riendo y mis mejillas habían enrojecido.
—Ay... Lola.
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One-Shots.
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