derek, nogitsune, archie y brett.

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Derek Hale.


Las piernas me dolían de tanto caminar, no era capaz de pensar, hasta que sentí como un suave aroma a menta se colaba por mis orificios nasales. Era él. Sólo por aquel destacado olor era capaz de reconocer cuando Derek se encontraba detrás de mí. Y allí estaba, observándome con una sonrisa que demostraba que sabía que lo había captado.

—Cariño.

La voz del Hale se filtró por mis oídos, haciéndome soltar un suspiro y acercarme a él, dejando de capturara mis labios entre los suyos, besándome de una manera brusca denotando que me necesitaba tanto o más que yo a él.

—Freya, eres... Genial. —Susurró contra mis labios una vez conseguimos separarnos para obtener oxígeno.


Nogitsune.


La venganza era algo que pasaba por mi sangre, necesitaba que el nogitsune muriera, no debía continuar en el cuerpo de Stiles, y menos cuando este había herido a Allison. No había llegado a matarla, pero estaba bastante herida y quizá podía morir debido a una de las heridas que le hizo uno de los socios de el nogitsune.

Me moví de manera rápida, y me apoyé en la barandilla junto al cuerpo de Stiles.

—Laura...

La voz de Stiles sonaba tan real que quise temblar en el lugar, pero sin acabar de hacerlo ya que no sería plan. Laura Martin, escuché mi voz siendo nombrada por primera vez por Stiles en mi mente.

—Te echo de menos, Stiles. —Murmuré, aún a sabiendas de que él no era Stiles. Y cuando él se giró hacia mí y puso sus labios en mi cuello, solté un suspiro. — Joder.

Fue lo único que salió de mis labios, antes de que él rozara nuestras pelvis y me hiciera cerrar los ojos tratando de olvidarme que él no era Stlies.

—Laurita, tan vulnerable...

Fue lo único que dijo, antes de desaparecer de mi campo de visión.

Brett Talbot.


—Honey...

Brett murmuró en mi oído, lo que hizo que yo sonriera. No quería que se fuera de mi lado, ni que me abandonara, por lo que ladeé mi cara y besé su mejilla repetidas veces.

—Hola, Brettie. —Le saludé, dejando salir una risita de mis labios, ilusionada de por fin poder volver a estar juntos. Llevé mis manos hacía su camiseta, y traté de agarrarla, fallando en el intento y dejando que mis manos simplemente rozaran el aire, haciéndome caer en que aquello simplemente era un sueño.

—Te echo de menos, mucho. —Escuché su voz de nuevo, pero esta vez su figura había desaparecido, todo se había vuelto oscuridad y ni una pizca de la persona que yo necesitaba estaba presente.

La imagen de Brett, siendo matado debido a un disparo de Gerard, hizo que un grito saliera de mis labios. Recordaba aquel día, a tan solo unos días de su cumpleaños, de que él y yo pudiéramos irnos de Beacon Hills como habíamos planeado, pero todo el caos se desató, llevándose a la única persona que necesitaba en mi vida con él.

Archie Andrews.



Archie no dejaba de mover su pierna, y aquello sólo hacía que inquietarme. ¿Qué le estaba pasando a este hombre que no estaba quieto?

Pero, en cuanto vi que Betty lo imitaba supe que algo se llevaban entre manos estos dos, y era algo que probablemente no iba a salir bien.

Cuando el timbre sonó, el pelirrojo y la rubia salieron disparados hacía quién sabe dónde. Y en aquellos momentos un pinchazo se hizo presente en mi abdomen; celos.

Cogí el teléfono, y sin muchas ganas de hacer aquello lo hice. Le envié un mensaje.

   Me;   ¿Dónde estás?

Arch: Con Betty, arreglando un problema que hemos tenido. Te veré en unas horas.

Me: Ni te molestes, Archie. Quedate con ella.

Recibí otro mensaje de Archie, pero esta vez ni me molesté en abrirlo, no necesitaba hacerlo para saber que se quejaba de mis celos o quizá de cualquier otra cosa que en aquellos momentos no me importaba. Y por mucho que la rubia y yo fuéramos amigas, yo sabía que a ella le encantaba Archie. Y ella sabía que yo sabía que le gustaba mi novio, lo que hacía que muchos momentos tensos se hicieran presente.

Y en cuanto menos me lo esperé, Cheryl se presentó delante de mí con una sonrisa que significaba problemas.

—Archiekins y la vecina se han besado, creo que deberías saberlo. —Y con aquellas palabras y un sobre, abandonó el lugar. Y ambas sabíamos que dentro de aquel sobre estaba una foto, de ellos dos besándose. Y que aquel había sido dicho problema que trataban de resolver.

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