One-Shots.

Derek Hale.

Recorrí con mi mirada el cuerpo ajeno, ojalá pudiera saber que pensaba. Pero así era Derek, todo un misterio.
Y era mejor no hablar de su tío, Peter. Otro misterio por resolver y analizar que probablemente nunca conocería, ni yo ni nadie.

Scott pasó su brazo por mi hombro, acercándome a él y dejando un beso en mi cabeza. Mientras los demás continuaban hablando.

Ir a casa de Derek a celebrar el cumpleaños de Isaac no había sido muy buena idea, pero era el único sitio donde podían hacer ruido, revolucionarse y que nadie se enterara.

Trague saliva mientras me separaba de Scott y caminaba fuera del loft, en dirección a la calle; necesitaba una brisa fresca. Y renovar mis pensamientos.

—Eh, Arabella. —Alguien se colocó a mí lado, y por la complexión física yo sabía quien era; Derek. El mayor de la manada, y también el que probablemente más conocimientos tenía.

—Voy a tomar el aire. —Murmuré, siguiendo mi camino, sin pararme a mirarle.

—Voy contigo, ahí hay demasiada acumulación de hormonas.

Sonreí, era un idiota, malhumorado, pero en el fondo nos aguantaba, y a veces se dejaba llevar.

—¿Te pasa algo conmigo? —Preguntó, una vez estábamos fuera, apoyados contra una pared. Mirando a la nada.

—Me gustaría... conocerte, Derek. —Indirecta, a parte de conocerle me gustaba observarle, analizar sus movimientos.

— ¿Y por qué no lo haces?

— ¿Me dejarías?

La sonrisa ajena fue de victoria, juguetona, demostrando que él tenía el mando en aquella conversación.— A ti te dejaría todo, creía que era obvio.

—Eres un idiota. —Junté mi hombro con el de él y le di un golpecito.

Una vez más, ahí estaba el Derek que nos consentía a pesar de que muchas veces no lo merecíamos. Y en especial yo.