liam dunbar.

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—Liam... Cualquiera diría que estas enamorado de él. 

—Bianca, ni puta gracia. Es que es gilipollas. —Mi mejor amigo dejó ver una ves más la rabia que le tenía a aquel chico, habían estado en el mismo instituto y por suerte o por desgracia Liam era un tanto rencoroso.

—Oye, pues a mí me parece guapo. —Añadió Mason, sin apartar la mirada del rubio.

—¿Verdad? Lo es, pero Liam no se va a dar cuenta. —Bromeé, haciendo que Liam se levantara tras soltar una especie de gruñido.— Venga Li, ven aquí no huyas. 

—Paso, seguid hablando de ese sin mí, tengo que prepararme para el partido. 

—¡Y así quien nos lo va a presentar! —Gritó Mason, observando como nuestro enfadica se iba y le choqué el puño después de aquello. Por alguna razón nos gustaba molestarle, y eso también pasaba a la inversa, ninguno de nosotros podía enfadarse en serio.

—Oye Mason, ¿tú crees que está soltero? 

—Espero que no, porque si lo está es una pena para el mundo, Bi. 

—Diez a que no te atreves a ir y hablarle. 

—Veinte y voy. —Alzó las cejas y me tendió la mano para hacer el trato, no dudé en estrechársela con fuerza pero una voz nos interrumpió. 

—Hola, soy Brett. —Giré mi cabeza para mirar a aquel chico, era el rubio. Nos habíamos quedado sin apuesta.

—Hola, yo soy Mason y esta es Bianca. ¿Te podemos ayudar en algo?

—Venía a pedirte tu número. —Se dirigió hacía mí, con una sonrisa que derretiría cualquier polo, ya fuera el sur o el norte. Pobres pingüinos. 

—¿Eh? ¿El mío? —Alcé las cejas sorprendida y él asintió, me di cuenta de que estaba entrenando y probablemente no tendría su móvil allí así que saqué el mío y tras desbloquearlo y dejarlo para que se añadiera como nuevo contacto se lo pasé.

—Así que Brett... ¿Juegas a lacrosse desde hace mucho?

—Mh, un par de años. —Acabó y me ofreció mi móvil con un guiño de ojo.— Si te apetece después del partido podemos ir por ahí a cenar. 

—Yo... 

—No, ella no puede, ya tiene planes. —Interrumpió una voz que conocía de memoria, haciendo que me girara para mirarlo. 

—¿Liam? Vuelve a tu sitio, crío. —Se dirigió a él Brett, y aquel tono me hizo fruncir el ceño, nadie le hablaba así a Liam.

—Como él te ha dicho, tengo planes. —Me levanté colocándome al lado del ojiazul. 

—¿Y él quién es, tu novio o algo así?

—Lo soy, así que vete antes de que su novio pate tu culo de vuelta a tu puto colegio de niños pijos. —Liam me cogió la mano con fuerza haciendo que yo hiciera una mueca, quizá estaba haciendo demasiada fuerza. 

—Lahey, vamos. —Apareció Scott con Isaac a su lado, tirando de Liam una vez más. 

Estaban ocultándome algo, y tenía que descubrirlo. 

Acabó el partido y esperé a Liam para llevarlo a casa, él no tenía coche así que de eso me encargaba yo. Cuando apareció con su cara de mal humor recordé porque había jugado tan agresivamente en el partido, se subió a mi coche sin dirigirme ni una palabra lo que me hizo suspirar para después subirme y encender el motor.

—Liam... 

—No, Bianca. Se supone que estamos saliendo pero a ti te da jodidamente igual darle tu puto número al chico que odio. 

—Nosotros no estamos saliendo Liam. —Le aclaré apretando el volante con fuerza.

—¿Estás de coña, no? —Preguntó girando su cuerpo para mirarme, lo que me hizo mirarlo por el rabillo del ojo.— Hemos tenido más de diez citas, nos hemos besado, hemos dormido juntos... ¡Y no estamos saliendo! Para el coche.

—No voy a parar, voy a llevarte a casa y vamos a hablar de esto.

—No hay nada que hablar, Bianca. Está todo claro, para el puto coche. 

—Liam, no voy a parar. Estamos a diez minutos de tu casa...

No quiso escucharme más pues abrió la puerta, haciendo que yo frenara de golpe, agradeciendo que fuéramos los únicos en la carretera.—¡Liam Dunbar si te bajas no esperes que esto se solucione tan fácil como siempre!

—Quizá esto no tiene solución, quizá nunca la ha tenido. —Murmuró, bajando del coche con su mochila de lacrosse en la mano y cerrando la puerta para después sacar el telefono, haciendo que yo le de un golpe al volante y aparque a un lado, esperando que lo recojan para marcharme.

Diez minutos más tarde aparece Mason, y veo como mis dos mejores amigos se marchan sin tan siquiera mirarme.

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