Derek Hale.

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Llega un momento en la vida en el que sientes que lo pierdes todo, y poco a poco vas viendo como no es así. Como todo acaba recuperándose y tratando de continuar adelante. 

Y entonces, te das cuenta de que sólo eres un peón más del destino y su capacidad de hacer que todo vaya a peor. 

—Eh, enana. ¿Vienes?

Giré la cara para ver a Cora mirándome, y asentí, siguiendo sus pasos de manera rápida.
Cora Hale, mi salvadora. Ella había visto como yo había pasado de ser alguien popular a, un ser que apenas existía ante los ojos de la gente así que, la morena se había vuelto mi única amiga, haciendo que todo fuera a mejor.

—Viene Derek, le diré que te lleve a casa o, sí quieres podrías venir a la nuestra y te ayudo a estudiar.

—No quiero ser molestia...

—No lo eres, tiene esa cara de amargado siempre.

—¿Segura?

—¡Venga ya! Los Hale no mentimos, que se te quede eso en la cabeza.

Cogió mi mano y empezó a caminar manteniendome junto a ella hasta un coche, me dejó delante y ella fue atrás. Al entrar, pude ver la cara de aquel hombre, mirándome como si no le agradara en absoluto lo que me hizo querer huir.

—Yo... Hola.

Él ni siquiera abrió los labios, por lo que Cora me dio conversación hasta llegar a su casa.

[Unos meses después]

Un día más, Derek y yo estábamos cara a cara, mientras esperábamos a que Cora saliera de clases cuando, un mensaje llegó a su teléfono y pude escuchar un gruñido salir de sus labios.

—Vayámonos, te llevo a casa. —Me habló, rodeando el coche y subiéndose en su asiento, lo que me dejó con la boca abierta. Era de las pocas veces que el moreno se dirigía a mí, así que aproveché y me subí en el asiento de copiloto.— Al lado de la veterinaria, ¿verdad?

Asentí con la cabeza en silencio, a pesar de que él no podía verme.—Sí, con que me dejes así sobra. Derek... Gracias por llevarme.

—Cora me lo ha pedido, y si no lo hago...  —No acabó la frase, dejándome pensando en ello.

—Tú.. ¿Siempre eres tan callado? —Pregunté, mirándolo de reojo, a lo que él gruñó una vez más.

—¿Y tú siempre hablas tanto?

Aquellas palabras me dejaron con la boca abierta, y decidida a no molestarlo más apreté los labios y observé los coches que pasaban a nuestro lado hasta que llegamos a mi calle.

—Eh... gracias. Hablaré con Cora para que no te haga traerme más.

Él no dijo nada en respuesta, sólo dejó que me bajara.
Y aquella situación se fue repitiendo días sueltos, lo peor es que cuando le preguntaba a Cora, ella siempre me decía que solo salía unos minutos tarde y nosotros ya habíamos desaparecido. Lo cual me resultaba extraño.



Un Martes, Derek me volvió a ordenar subirme al coche sin Cora y yo obedecí, decidida a empezar con mi plan. De primeras, me pasé los primeros minutos mirándolo, hasta que habló.

—¿Qué cojones te pasa hoy?

—Sólo... Buscaba rastro de que pudieses estar mintiendo.

—¿Mintiendo? —Por primera vez desde que lo conocí, pude ver una sonrisa en sus labios. Lo cual le hacía lucir jodidamente bien.

—Me gusta tu sonrisa, deberías enseñarla más a menudo.

—Cállate de una vez, enana.

Sonreí, y acepté sus palabras, hasta que llegamos a mi calle y él frenó, como de costumbre.

—No me voy a bajar.

Mis palabras hicieron que por primera vez en aquella tarde me mirara, con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—No me voy hasta que me digas porque dejas siempre a Cora atrás, haciendo que tenga que ir andando y sólo me llevas a mí.

Segunda vez que lo ví sonreír. Me gustaba, le hacía menos serio, más dulce. Justo el toque que a él le faltaba.

—Bien, paso esta noche a por ti. A las nueve, ni un minuto más, o me iré.

—¿Qué?

—Lo que oyes, enana.

Asentí y abrí la puerta del coche para salir, la cerré y me dirigí hacia la puerta de mi casa cuando me llegó un mensaje de un número desconocido.


"Es una cita ;)"

One-Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora