OPCIONES
Boston, Massachusetts, 201313 de Junio
Pasaban de las cinco de la tarde cuando Ander y yo terminamos de ordenar la sala de juego para los pacientes de oncología, era nuestra última tarea antes de terminar.
—Sally olvidó su muñeca de gatita —dijo Andy moviendo el juguete con una mueca.
—Déjalo en la repisa y avísale a las enfermeras, en todo caso se lo devuelves el lunes —saqué mi mochila de mi lugar, cada voluntario tenía un espacio para sus cosas en el almacén de pediatría.
—Le escribiré a su hermana por si quiere que se lo lleve, no tengo problema.
—¿Por qué tienes su número?
—Ella me lo dió —se encogió de hombros tecleando en la pantalla de su teléfono—, dice que me agradecería si se lo llevo porque su hermana no duerme sin esto. Seré buena persona e iré. ¿Me llevas no está lejos de casa?
Rodé los ojos aguantando las ganas de golpearlo.
—Yo iré a casa y tú me dices dónde te bajas son desviarme —cedí antes de caminar rumbo al estacionamiento.
Nos cruzamos con algunas enfermeras de las que nos despedimos amablemente, por alguna razón todas estaban encantadas con Andy desde nuestro primer día y no dejaban de ofrecer presentarle a sus hijas/sobrinas/hermanas desde que el niño dijo que no tenía novia.
No la tenía, pero tenía a Feith que prácticamente lo era, aunque el insistía en no cambiar nada hasta que la pelirroja declarara su sentimientos con claridad.
Dejé a Andy cinco calles antes de nuestro edificio, dijo que debía tomar el metro allí pero no le hice más preguntas, solo le di una mirada de advertencia. Sinceramente, No creía que Andy pudiera engañar a Feith, estaba muy loco por ella, tal vez no lo demostraba tanto, pero era yo quien lo escuchaba parlotear.
—Hola, Sammy —saludó Kiera cuando entré al apartamento.
Rodeé las cajas con cuidado para dejar un beso en su mejilla.
—¿Quieres mi ayuda? —pregunté.
—No, no hace falta. Daniel, Patrick y Amely se encargan de llevar las cajas al departamento pero si llevas esas —señaló unas bolsas sobre la mesa del comedor— hasta mi auto, te agradeceré.
—¿Qué es?
—Ropa vieja que ya no usaré, hay un poco de Zoé que no le queda más y algunas cosas de Daniel. Cuando termine con la mudanza o salga a comprar algo aprovecharé en dejarla con los cestos de donación.
—Puedo hacerlo yo, si quieres —me ofrecí.
—Gracias, Sammy, pero hazlo mañana, hoy te ves cansado —acusó señalando mis ojos—, hay comida en el horno para ti pero tu mamá la preparó por lo que Daniel escondió una hamburguesa en tu cuarto.
Reí. Le di un beso en la mejilla antes de subir a mi habitación.
Una bolsa de comida rápida descansaba en mi escritorio pero decidí tomar un baño antes de comer, era muy probable que me quedara dormido enseguida pues, la noche anterior, dormí muy poco poniéndome al día con los cómics y mangas que dejé abandonados por los exámenes finales.
—¡Sam! Dejé tu laptop en tu cama —oí la voz de Daniel desde el otro lado de la puerta de la ducha.
Cerré el agua de la ducha y envolví una toalla por mis caderas.
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Solo deja que te toque © [EN PROCESO]
RomanceCuando dos personas están destinadas a estar juntas no importa el tiempo que pase, ni las nuevas personas que lleguen porque, al final del camino, volverán a encontrarse y nunca más se dejarán ir. Así podemos hablar de la historia de Hope y Sam, bu...