PRIMERA CITA
Múnich, Baviera, Alemania27 de agosto
Aún era de madrugada cuando desperté con ganas de ir al baño.
El brazo de Sam estaba sobre mi cintura, pegándome a su cuerpo e impidiendo que me levantará. Lo moví con delicadeza, no quería que despertara porque sabía que no volvería a dormir y en su cara notaba que necesitaba esas horas de sueño. En cuanto salí de su agarre se removió hasta quedar con medio cuerpo sobre mi lado de la cama y boca abajo.
No me resistí en apartar un mechón de su cabello y besar su mejilla, se veía muy guapo de esa forma. Cuando me alejaba noté el tatuaje en la parte superior de su espalda, cerca de su hombro, la noche pasada me entretuve acariciando el relieve de la tinta en esa parte de su piel. Luego le preguntaría por el significado.
Tomé la camiseta que Sam había usado antes, aunque el baño quedaba dentro de la habitación, aún no perdía la vergüenza por mi desnudez, aunque se trataba de Sam —la única persona con quien había podido lograr aquel grado de intimidad— mi cuerpo no era igual a cuando estuvimos juntos antes.
En todo este tiempo, no me había logrado sentir cómoda con mi cuerpo, incluso verme en el espejo era un reto en ocasiones. Detestaba las estrías que quedaron en mi cintura y muslos por haber perdido tanto peso de golpe después de mi embarazo, las marcas de mis uñas en mis antebrazos que no se habían borrado del todo y la cicatriz de la cesárea. Ahora era solo una línea rosa, apenas más gruesa que el trazo de un lápiz, pero antes había sido roja y abultada.
Me apuré en hacer mis necesidades y asearme adecuadamente, también até mi cabello en una cola alta antes de volver a la cama.
Sam me atrapó de inmediato, colocándose sobre mí, no en un tono sexual, solo como un íntimo abrazo dónde sus piernas se enredaban con las mías y me aplastaba ligeramente, ya que sostenía su peso en sus codos.
—¿Podemos quedarnos así todo el día? —preguntó con su rostro enterrado en mi cuello.
—¿En la cama o tu desnudo sobre mí? Porque para lo último se me ocurren varios escenarios.
—Me gusta como suena eso, pero prefiero fusionar las opciones y quedarnos en la cama, ambos desnudos.
—En algún momento tenemos que bajar por algo de comer, S, en la noche no terminamos la pasta que preparaste y no la pusimos en el congelador.
—Yo lo guardé.
—¿Seguro?
—Umhu.
Acaricié su espalda, tocando de nuevo su tatuaje.
—¿En qué idioma está? —pregunté.
—Búlgaro. Fue un reto en una noche de borrachera en Irak.
—¿Qué significa?
—Te lo digo luego —murmuró a la vez que su boca encontraba mi cuello y dejaba besos cerca de mi mandíbula.
—Sam, ¿qué vas...? —gemí en cuanto sus dientes se cerraron suavemente sobre mi piel. Esa era toda su respuesta— Me dejarás una marca.
—No solo una, bonita, y ese es el punto.
Sam siguió en lo suyo por unos minutos hasta que decidió seguir más al sur. Me quité la camiseta para que él pudiera seguir con su camino de besos y mordidas, pensé que se detendría en mis senos, pero Sam estaba decidido en llegar más abajo.
Sus labios sobre mi piel se sentían muy bien, pero fue imposible no tensarme cuando llegó a mi ombligo.
—Sam —lo detuve tomando su cabello.
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Solo deja que te toque © [EN PROCESO]
RomanceCuando dos personas están destinadas a estar juntas no importa el tiempo que pase, ni las nuevas personas que lleguen porque, al final del camino, volverán a encontrarse y nunca más se dejarán ir. Así podemos hablar de la historia de Hope y Sam, bu...