Quien quiera ser Hiro

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Doble actualización, esta es la primera parte <3

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No tenía ni idea de qué hora era cuando abrí los ojos, por la luz que entraba por las puertas abiertas del balcón ya debía de haber amanecido. Me froté los ojos mientras enderezaba la espalda.

Odiaba dormir en el sofá, pero, odiaba aún más el duro sofá de Sam, no se comparaba con la suavidad de mi cama king size con soporte ortopédico diseñada para deportistas de alto nivel que me costó... mucho.

—Despertaste —dijo Miha, apareciendo por la puerta de la cocina con un vaso de agua y unas pastillas en la mano, pensé que eran para mí, pero ellas se las tomó.

La miré curioso.

—Prevención de TBC, Travis nos obliga a tomarlas por un caso que atendimos en el hospital —explicó—, ¿cómo te sientes?

—Me quiero morir.

Miha rio antes de sentarse en el lugar que ocupaban mis pies.

—Nada que un buen desayuno no pueda solucionar, pediré unos panqueques con fresas y castañas, es lo que le pido a Sam cuando tiene un mal día.

—¿Y Sam? —pregunté reaccionando a los eventos de la noche anterior.

—Él vino ayer, cerca de las doce, por lo que me dijo Diego, ya sabe la verdad —musitó con la mirada fija en sus manos nerviosas.

—¿Sabes cómo está Hope?

—Diego le dio un calmante después de que Sam se fue y aún no despierta, me llamará cuando lo haga.

»Al final, dejamos solo a Oliver en la gala de inauguración, tu teléfono no deja de recibir llamadas de tu asistente —se estiró sobre mis piernas para tomar el aparato de la mesa ratona—. Le contesté para decirle que estabas durmiendo y solo comenzó a refunfuñar de que te exigirá un aumento porque como es posible que él deba encargarse de Feith, de tu padre y de tu empresa.

Golpeé mi rostro con mis manos.

¿En qué momento mi vida se llenó de desastre tras desastre?

Miha me dio una palmada en la pantorrilla para que le prestara atención.

—Aún no has escuchado lo mejor de todo —suspiró.

—Dudo que la tercera guerra mundial comenzara mientras dormía.

—No, pero una hora después de que Sam vino, se fue con una maleta en la mano y sin despedirse.

Me levanté de golpe y fui hasta el cuarto de Sam. Las puertas del armario estaban abiertas y había bastantes ganchos vacíos, en el suelo estaba el traje que usó ayer junto con su bolsa de trabajo.

—Se fue —dijo Miha detrás de mí—, ya revisé todo, no está su pasaporte ni sus documentos importantes y dejó las llaves del carro.

Maldición. Maldición. Maldición.

¿Qué mierda había ocasionado?

Yo tenía claro lo que estaba haciendo al decirle a Hope que debía decirle la verdad a Sam, no tenía ninguna duda de que Feith cumpliría con su amenaza, pero no imaginé que Sam reaccionara desapareciendo así. ¿Qué le habría dicho a Hope? ¿Ella le había contado todo?

Sam tenía un historial de reaccionar sereno a cualquier cosa, él se guardaba sus sentimientos hasta que ya no cupieran más y explotaba, buscando soledad y alejándose de todos sin avisar a nadie.

—Tengo que encontrar a Sam.

Regresé a la sala para tomar mi celular.

Hugo aún debía tener el contacto de ese sujeto en migraciones, así que debería poder saber si había salido del país y hacia donde, también le tendría que pedir que avise a mi piloto que viajaríamos pronto.

Solo deja que te toque © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora