Capítulo 14 - Sam

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FE
Múnich, Baviera, Alemania

01 de septiembre

Martin
Blair y Clary están en mi casa,
al parecer ninguna ira al hospital
a trabajar. Dejaré a Morgan en
la guardería y nos vemos en el
quirófano.
9: 52 a.m.

Sam
Está bien, haré el preoperatorio.
9: 55 a.m.

Dejé escapar el aire que, no sabía, había estado conteniendo. No me asustaba ver a Clary —no tenía ganas de lidiar con Blair—, pero no quería enfrentarme a un drama en cuanto me vieran llegar junto con Hope.

Habíamos vuelto de la casa de Salvatore la noche anterior, Hiro y Miha estaban en mi sala comiendo sushi y viendo una película cuando llegamos. Ellos no hicieron preguntas, cuando vieron nuestras manos entrelazadas y a Hope con una sudadera, sus sonrisas se ensancharon, pero no dijeron nada, solo nos ofrecieron algo de comida y ver la película juntos.

Todos teníamos que trabajar por la mañana, razón por la cual solo vimos el final de Dieciséis velas, conversamos sobre cosas triviales del hospital y de Hugo amenazando a Hiro con renunciar pronto. Lo usual.

Cerca de la medianoche, Hiro se quedó dormido sobre el hombro de Miha, estaba demasiado cansado para manejar o caminar hasta el departamento que compartía con Hope y Diego, por lo que Hope llamó a Diego para avisar que ambos se quedarían conmigo.

Hiro uso el sofá y Hope durmió conmigo.

Sí, no podría volver a acostumbrarme a dormir sin ella a mi lado.

Cuando desperté cerca de las cuatro de la madrugada por un poco de agua, me crucé con Miha que le ponía una manta extra a un Hiro dormido. De nuevo, no dijimos nada; solo nos miramos, reímos y cada uno siguió con lo que hacía.

¿Así se sentía ser completamente feliz? Porque comenzaban a dolerme las mejillas de tanto curvar el rostro. Solo el hecho de entrar de nuevo a mi habitación, donde Hope se estrujaba los ojos mientras contestaba una llamada de Ashton y se apoderaba de la almohada que en teoría era para mí, me hizo pensar que realmente quería eso para toda mi vida. Lo quería y pelearía por ello.

Era casi perfecto, con Hope de vuelta, Miha e Hiro cerca, tenía conmigo al cuarenta por ciento de todas las personas a las que amaba en ese mundo. Solo podría mejorarlo el no tener a mi familia en otro continente, entonces lo supe: iba a aceptar la oferta del doctor Moreau.

Ningún otro lugar me podría ofrecer nada tan bueno.

Le mandé un mensaje a mi madre con mi decisión en cuanto Ashton decidió que ya no quería hablar conmigo.

Cuando despertamos esa mañana, Hiro y Miha ya se habían marchado al hospital, ella tenía una cirugía temprano y él, unas fotos que tomarse por el gran donativo que había realizado. Hope me pidió que la llevara a su departamento un segundo para que pudiera tomar ropa limpia, yo creía que mi pantalón de pijama y mi polera de los Red soxs le quedaban genial, pero ella dijo que no era adecuado cuando Oliver vestía de traje la mitad del tiempo y Diego, como si fuera a un desfile de modas.

Prometió no demorar por lo que la esperé en el auto.

—Debo ir a lavandería pronto —bufó. Subió del lado del copiloto, diez minutos después, con su bolsa y una carpeta archivadora—, solo tengo un par de jeans limpios.

—¿Qué harás hoy?

—Debo verificar que los niños estén cómodos y pedirle a los acompañantes que me den un testimonio para un video. No es nada publicitario, solo para exponerlo ante la junta directiva de la fundación cuando hagamos la rendición de cuentas a final de año —explicó—. ¿Podemos parar en una farmacia? Olvidé ponerme desodorante.

Solo deja que te toque © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora