OTOÑO
Boston, Massachusetts, 201331 de agosto
Cuando volvimos a casa la noche anterior, después de la pequeña celebración con los chicos por nuestro ingreso a la universidad, era muy tarde por lo que Feith y yo no pudimos tener esa conversación que me pidió hasta ahora.
Me mandó un mensaje, avisando que había vuelto de su excursión con Hiro y preguntando si podíamos vernos en la azotea.
Debía admitir que me causaba mucha intriga saber que era lo que Feith debía contarme. ¿Por qué decir que sus padres eran personas horribles? ¿Acaso había descubierto lo mismo que Hope o alguna otra cosa?
Las palabras perfectas para describir a Feith eran vivaz, intrépida y habladora, tenía la misma habilidad que Hiro para permanecer en silencio. Feith era un huracán, imprevisible. Los últimos días no había sido la de siempre, se le daba muy bien aparentar que nada estaba afectándola —sus padres, su familia, Hope, Ander—, pero sus usuales bromas o comentarios inoportunos casi habían desaparecido, salvo para con Hiro, y cuando creía que nadie la veía, dejaba de sonreír.
Feith no era la única que actuaba extraño. Hope también, pero después de reunirse con su papá parecía más distraída aún, si eso era posible.
—Gracias por verme aquí —dijo Feith llegando a la azotea unos minutos después de mí.
Era un buen momento para recordar que, la comprensión de emociones, no era un tema que dominara por completo todavía.
—No hace falta, sabes que siempre puedes hablar conmigo si lo pides —le di una media sonrisa que pretendía ser amigable que ella respondió con un suspiro y metiendo las manos en el bolsillo de su abrigo.
El viento azotaba fuerte y el frío no se hacía extrañar. Un escenario perfecto si de Boston se trataba.
—¿Prometes no decirle nada de lo que te cuente a Hope?
Asentí.
—Mi mamá tuvo un amorío con un hombre en los primeros años de su matrimonio con mi papá e iba a huir con él, pero mi abuelo y mi padre los separaron, incluso acusaron al hombre de haberlos estafado, era europeo por lo que lograron que lo deportaran a su país.
Aquello no tenía del todo un sentido, no concordaba con lo que Hope había descubierto.
Feith, si crees que eso es todo lo malo que hicieron tus padres, no terminas de conocer la verdad, y yo no puedo decírtelo.
—¿Cómo descubriste eso? —pregunté.
—Escuche a mi abuelo hablar con mi abuela, que lo mejor que pudieron hacer fue enviar a ese hombre —tu verdadero padre, pensé, conectando todos los puntos en mi cabeza— lejos, pero que era una pena que mi papá no hubiera aprovechado correctamente esa nueva oportunidad con mamá. Luego, mi abuelo le preguntó si no actuó mal y la abuela le respondió —aclaró su garganta antes de seguir con la imitación de una voz más aguda— Hope era una bebé y Feith... comenzó a llorar y no dijeron nada más importante.
»También revisé la computadora de mi abuelo por su había información o algo, resulta que él tiene participación en una empresa de construcción importante y pasó todo a nombre de Hope.
—No entiendo esa parte.
—Mi papá nunca tuvo un gran interés en que vivamos con él cuando se separaron, mamá me dijo que él quiere la custodia de ambas ahora. Si mi abuelo puso eso a nombre de Hope, mis papás debían de estar enterados y quien tenga su custodia podrá manejar eso.
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Solo deja que te toque © [EN PROCESO]
RomanceCuando dos personas están destinadas a estar juntas no importa el tiempo que pase, ni las nuevas personas que lleguen porque, al final del camino, volverán a encontrarse y nunca más se dejarán ir. Así podemos hablar de la historia de Hope y Sam, bu...