Capítulo 17 - Sam

110 12 18
                                    

MALAS NOTICIAS
Manhattan, Nueva York


18 de septiembre

—¡Miha! Te dije que tu desorden solo en tu cuarto —grité al casi matarme con una caja— ¿por qué no ayudas? —le pregunté a Hiro que estaba apoyado en la barra de la cocina.

Un perdón lejano salió de la habitación de Miha.

—Yo ofrecí un equipo de mudanzas y me rechazaron, mis manos son demasiado valiosas como para arruinarlas con cajas pesadas —se quejó.

Dejé la caja en el piso y alcé mis propias manos para que las vea.

—Estas manos salvan vidas —corregí.

—Dejen de pelear —dijo Hope mientras salía del pasillo de las habitaciones—, parece que ambos tienen diecisiete de nuevo y no dejan de provocarse.

—Las cosas buenas no deben cambiar, cariño —sonrió Hiro.

Atiné a rodar los ojos y recuperé la caja para llevarla a mi habitación, que estaba en la punta opuesta del departamento, muy lejos de Miha.

Habíamos elegido ese lugar porque estaba a solo siete calles del hospital, cerca de la casa de Hope y Amanda, tenía suficiente luz natural y una terraza para que Miha no se sintiera claustrofóbica. Mis razones secretas: las habitaciones estaban muy separadas, tenía una pequeña oficina para cuando necesitáramos trabajar en casa —algo que Miha nunca hacía—, contaba con una habitación extra y estaba amoblada a un estilo similar al que yo habría elegido.

—¿Terminaste? —preguntó Hope apoyada en el marco de la puerta.

—Sí, esta es mi última caja de lo que trajo Hugo. Debo darle un punto a Miha en cuanto a empacar lo que dejé en Múnich, acertó casi en todo.

—Ordené un librero en Amazon para que puedas ordenar tus libros.

—Sabes que no soy de los que los ordenan.

—Por mi salud mental, hazlo —pidió Hope.

Me acerqué a ella y pasé mi brazo por sus hombros, últimamente tenía la necesidad de tocarla siempre que estábamos en la misma habitación.

—Tengo algo para ti. Cierra los ojos y extiende tu mano, bonita.

Hope enarcó una ceja, pero obedeció. Coloqué en su palma la copia de la llave que había sacado para ella el día anterior, Hiro también tenía una, pero porque se la había robado al cerrajero antes de que me las entregara.

Hope abrió los ojos, se sorprendió al ver que era mi regalo.

—Consideré mucho pedirte que vivamos juntos, pero sé que no dejarás a Amanda y yo estoy atado a Miha hasta diciembre, así que con esto puedes venir cuando quieras, de preferencia, los días en que no trabajo de noche y puedo dormir abrazándote.

—Es muy lindo, S —agradeció—. Me encanta la idea de dormir junto a ti.

—Solo no le digas a mi madre, podría escandalizarse —bromeé.

Me encantaba la forma en que la sonrisa de Hope se ensanchaba hasta volver sus ojos muy pequeños y que aparecieran sus hoyuelos.

—Yo recuerdo que alguna vez Claire me encontró en tu habitación, no creo que le sorprenda mucho —dijo Hope, pasando sus brazos por mi cintura y pegando su cabeza a mi pecho. Últimamente, Hope amaba ese tipo de abrazos, donde ella se aferraba a mi cuerpo.

—Claire se ha vuelto una señora anticuada desde que volvió con Samuel —le dije—, no me sorprendería que nos exija una boda pronto.

—¿Boda? —repitió algo incrédula.

Solo deja que te toque © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora