Capítulo 12 - Hope

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No cuestionen mucho, Hope y Sam tienen una especie de conexión que aún no termino de mostrarles*

OSCURIDAD
Boston, Massachusetts, 2013

2 de Febrero

Era verdad que Sam era algo callado, no al punto de no soltar no una palabra porque sus comentarios sarcásticos de algo siempre se le salían, pero al estar solo los dos yo hablaba mucho y él parecía disfrutar escucharme siempre, aún cuando divagaba parecía extasiado hasta por mi más banales pensamientos.

Estuvimos una hora en el restaurante, entre la cola para entrar y que nos atendieran aún no habíamos probado bocado y, dado que el lugar estaba lleno de gente, preferimos volver a nuestro edificio para armar una improvisada cena en la azotea con comida a domicilio.

—¿Qué has hecho hoy? —pregunté intentando iniciar una conversación.

Podía apostar que solo habíamos intercambiado cinco frases en toda la noche.

—Sé lo que quieres preguntar —suspiró. Se acomodó las gafas de montura porque, sí, llevaba unos lentes que estuvieron de moda el siglo pasado pero que por alguna injusticia del mundo le quedaban sensacionales—, pero te dije que era un tema para hablar con comida tai y aún no tengo mi comida —se encogió de hombros soltando una risa ladeada.

Rodé los ojos como él hacía siempre.

—Yo quería preguntarte de tus lentes —fingí inocencia.

—Si tú lo dices, H —rió—. Me duchaba en la mañana y perdí el último par de lentes de contacto que tenía, soy descuidado con esas cosas y mamá no me dejó salir de casa hasta que me puse estas.

—Cuando me pongo lentes parezco la Chilindrina, es tan injusto que tú luzcas como un Adonis moderno —me quejé sin pensar lo que dije antes de decirlo. Lo acababa de  comparar con uno de los hombres más sexis de la mitología griega.

Estaba bien halagarlo en mi cabeza, él todavía no tenía que saber de mis raros pensamientos.

Podía apostar que mis mejillas se habían sonrosado por la vergüenza.

—¿Chilindrina? ¿Quien es? —cuestionó.

Muy bien, Sam, concéntrate en eso y no en que te llamé ardiente de manera inconsciente.

—¿En verdad no lo sabes? —ennarqué las cejas—. Es solo uno de los personajes más conocidos en hispanoamerica —expliqué media ofendida por su poca cultural de televisión en español.

—No había oído de ella.

—Feith estuvo obsesionada con eso toda su infancia, no había un domingo en que no pasará toda las tarde con su cd's del programa.

—Asumí que por apellidarte O'Connor y tu hermana ser peligrosamente pelirroja tenías ascendencia irlandesa o algo por el estilo —dijo pensativo.

—La familia de mi papá es de latinoamérica pero llevamos el apellido de mamá —expliqué, estaba por empezar a divagar en mi historia familiar pero me obligué a detenerme— ¡Idiota! —le regañé medio divertida. Había demorado en entender su sucia artimaña—. Te aprovechaste de que cuando comienzo a hablar a veces no me detengo.

Solo deja que te toque © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora