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Capítulo 24 - Sam

RETORNO
Boston, Massachusetts, 2013

9 de agosto

Luego de comer una pizza gigante como almuerzo, Hope, Chase y yo pasamos la tarde entretenidos con juegos de mesa.

En algún punto se aliaron para estar contra mí, pero era divertido ver cómo Hope gritaba por ganar en monopolio sin saber cómo pasó. ¿La dejábamos ganar? Sí. Chase se dio cuenta de lo que hacía cuando le di de mi dinero con una regla inventada, luego Hope iba perdiendo y él le cedió una propiedad inventando otra cosa más.

—¡Es la tercera vez que gano! Ustedes en verdad no saben jugar —rió.

—¿Habías jugado esto antes? —preguntó Chase.

—Nop, pero aun así soy muy buena.

Casi por la mitad de la siguiente partida, papá y la doctora Pierce entraron a revisar a Chase, en cuanto terminaron salí detrás de ellos.

Esa era la razón por la que había ido. Por la mañana le hicieron algunos estudios más que de costumbre a Chase, Gwen estaba preocupada y no podía quedarse a esperar los resultados, tampoco quería dejar solo a Chase razón por la que me pidió ir.

—Es algo malo, ¿verdad?

Papá y la doctora intercambiaron miradas.

Esa era suficiente respuesta.

—Hay un nuevo tumor en pulmón derecho de Chase, las tomografías anteriores no lo detectaron por su tamaño —explicó papá.

—Pero no ha crecido demasiado, lo hemos detectado a tiempo y podemos retirarlo sin problemas hasta donde lo hemos visto —añadió la doctora Pierce con una sonrisa pequeña, intentando mejorar la noticia.

—¿Ya le dijeron a Gwen?

—No, estaba por llamarla.

Alcé el reloj de mi muñeca, marcaba las cuatro de la tarde, aún no terminaba el turno de Gwen.

—Llámala, dile que debe venir pero intenten no asustarla —suspiré. Giré mi vista a la puerta abierta de la habitación de Chase, él reía fuertemente y, por las muecas de Hope, seguro era por ella—. Ellos pensaban que por fin se irían del hospital... Aguarden, ¿esta cirugía la cubrirá su seguro o será pro bono también?

—Ya hablé con Salvatore —se adelantó papá—, todo está cubierto, Sam, los ayudaremos —apretó mi hombro.

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Cuando salimos del hospital ya era muy tarde como para llevar a Hope a casa de sus abuelos, ella los llamó prometiendo que iría entre semana a verlos. Subimos a mi auto, pero ninguno quería volver a casa, era algo tácito en medio del silencio que nos envolvía, por lo que al estacionar el auto fuera del edificio, Hope sugirió caminar un rato por el parque.

 No sonaba mal pasar un poco más de tiempo juntos.

—¿Cuáles son los horarios de visita en el hospital? —quiso saber Hope— Me gustaría ir a ver a Chase.

—No lo sé, a decir verdad nosotros entramos y salimos en cualquier momento por eso de ser voluntarios que ni siquiera lo sé, le preguntaré luego a mi papá y te digo.

—Está bien —aceptó.

Todo entre Hope y yo siempre era tan natural que no podía recordar alguna vez haber estado inmersos en un silencio tan incómodo como aquel.