La puerta de la florería se abrió haciendo que la campanita sonara.
—¡Bienvenido al mundo de las flo... —al ver que se trataba de su amiga cambió la actitud— Ah, eres tú.
—También me da gusto verte, amiga. —dijo con sarcasmo y tomando asiento frente al mostrador.
—¿Qué haces aquí, señora Uchiha? Creí que pasarías toda la tarde con Sasuke.
La pelirrosa alzó los hombros confundida: —Yo creí lo mismo, pero al final Itachi le llamó. Parece ser que era urgente porque salió corriendo.
—Rayos. Bueno, al menos podemos estar seguras de que si tiene que ser algo grande; Sasuke no te cambia por cualquiera. —bromeó.
Sakura arrugó la nariz e intentó percibir un olor que le resultaba altamente desagradable: —¿Qué es ese olor?
—¿Olor? —la Yamanaka olfateó un poco y chasqueó con los dedos— Estaba comiendo aros de cebolla. ¿Quieres un poco?
Haruno negó abruptamente: —¡Huele asqueroso! —suspiró con profundidad— Sigo pensando en qué pudo haber ocurrido.
—Tranquila, niña. Si fuera algo malo ya te lo habría dicho.
La pelirrosa negó: —No es eso. Yo solo... tengo un mal presentimiento.
—Pues llámalo y asegúrate de que todo está bien. —aconsejó.
—No quiero que piense que solo ando tras de él. —comentó— O que ahora me pongo celosa hasta de su hermano.
La rubia soltó una sonora carcajada.
—¡Pero si él es peor! —le dio un golpesillo en el hombro—Anda, llámalo.
Sin seguir estando muy segura, pero dejándose influenciar por su amiga, desbloqueó su celular y marcó el número de Sasuke.
Un tono.
Dos tonos.
Tres tonos.
Un agitado Sasuke respondió: —¡¿Hola?!
Sakura retiró ligeramemte el móvil de su oreja y volvió a hablar: —Hola, cariño. —saludó con dulzura e Ino le hizo una mueca de asco— Solo quería saber si todo estaba bien. ¿Pasó algo malo con Itachi?
De la bocina salieron gemidos y jadeos, la respiración del Uchiha era fuerte y acelerada. Tardó algunos segundos en responder.
—¡Si, eh... todo bien! —resopló un par de veces— Itachi me llama, te veo más tarde.
Y colgó.
Sakura sintió cómo su estómago se contrajo. ¿Qué acababa de pasar?
—¿Y bien? —cuestionó la Yamanaka— ¿Qué pasa? Estás pálida.
Los ojos jade se posaron sobre ella: —Dijo que si, todo en orden, pero parece ser que Itachi le llamó y tuvo que colgar.
—¿Ves? Seguro le está ayudando a mover los muebles. Escuché que él e Izumi habían comprado un comedor y una sala nuevos.
El alivio poco a poco relajó a la pelirrosa. Claro que era eso, Sasuke e Itachi eran buenos hermanos y siempre se apoyaban. No había nada de qué preocuparse.
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❤988 🗨670 👤@sakura.haruno
notyour.ino Dos flores en una misma foto siendo tan hermosas y únicas como siempre💛 Oh! Y también ahí estamos Sakura y yo🤭 te quiero, preocupona💘 #bff
Comentarios...
tenten_1010 Soy fan de su belleza😍😍😍 hermosas, preciosas, diosas😘 si pudiera me caso con ustedes. notyour.inoY qué te detiene, beibi? Vente pa'ca y dame unos besitos🙊❤ @tenten_1010 temariii Para mi las flores son nada hermosas comparadas con ustedes, chiquillas guapas😎💜 sakura.haruno Ayayayayyyy, con tanto halago me tientan, niñas🙊❣ #loveyou tenten_1010 Bueeeeno, ya que insistes🙊😎 pero si Neji pregunta, tú me obligaste🥴 @notyour.ino temariii Uhhhh, engañar a nuestros beibis?:0 eso no es de Diosito🥺 (yo jalooo) tenten_1010 Pido a Sakura🥰🥰🥰 jajaja karin_baby No quiero arruinarles su romance, pero... y sus novios tóxicos dónde andan?👀 Porque Neji y Sasuke no han reclamado, ni Sai o Shikamaru les han seguido el juego🧐
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Todo era risas hasta que la pregunta de Karin resonó en la cabeza de Sakura, y para empeorar un poco más las cosas, la campanilla de la entrada sonó.
—¡Bienvenido al mundo de las flores! —saludó animada Ino— Oh, ¿qué haces aquí?
Haruno se giró sobre sus talones y sintiò un golpe en el pecho.
—I... Itachi, ¿qué haces aquí?
El azabache saludó con una sonrisa en los labios: —Hola, cuñadita, hola, Ino. Digamos que mi señora esposa quiere poner tulipanes como centro de mesa en el comedor, y ama lo que tienen aquí. —ahora se dirigió a la rubia— ¿Puedes proporcionarme un ramo, por favor?
—Claro. Ya vuelvo.
En cuanto ella fue a la reserva dentro de su casa, la chica y el Uchiha permanecieron en el mostrador.
—¿Te sientes bien, Saku? Parece que no te dio mucho gusto verme. —bromeó.
—No, no. Es solo que... —carraspeó un poco la garganta— ¿Sasuke terminó de ayudarte en la casa?
El chico entrecerró los ojos: —¿Sasuke? —ella asintió— Eh, no.
—Ah, entonces él se quedó en tu casa mientras venìas por las flores. —dijo con obviedad.
—Tampoco. —la expresión en el azabache seguía siendo una llena de confusión— No he visto a Sasuke desde la semana pasada.
—¿La semana pasada...? —Itachi asintió y por un segundo el olor a aros de cebolla volvió— Él dijo que tú lo llamaste y que iría contigo.
El intercambio de miradas y la percepción de emociones fue tal, con tanta intensidad que lo único que Itachi pudo hacer fue soltar una carcajada.
—Ay, ese Sasuke es todo un loquillo, ¿no crees? —Sakura no se inmutó— Claro que está en la casa, cuñadita. Está... —meditó un poco sus palabras— ayudando a Izumi con la cena, de hecho, justo venía a invitarte.
La pelirrosa apenas y pudo forzar una sonrisita y con un hilo de voz, respondió: —Tengo sueño, yo creo que mejor iré a dormir.
—¡Una orden de tulipanes! —salió Ino con un ramo en la mano— Aquí tienes Itachi.
El Uchiha lo tomó: —Genial, ¿cuánto te debo?
La Yamanaka negó: —Izumi es clienta frecuente. Esta vez es cortesía de la casa.
—Gracias, Ino. —se giró y miró con nostalgia a la pelirrosa— Nos vemos, Saku.
Ella solo alzó la mano y esperó a que el Uchiha se fuera para entrar en verdadero pánico. Le costaba respirar, pero cuando podía hacerlo jalaba profundas bocanadas de aire.
—¡Sakura! —Ino rodeó el mueble y la apoyó a superar el ataque— ¿Qué pasa?
—Yo... —todo lo ocurrido desde la repentina salida de Sasuke del apartamento, la llamada con él por teléfono, hasta la extraña conversación con Itachi recorrieron su mente— Yo creo que Sasuke me está engañando.
Mientras tanto con Sasuke.
—¡No huyan, cobardes! —gritó Neji.
—¡Tienes que explicarnos todo, Sasuke! —ahora fue Kiba.
—¡Sasuke, desgraciado! —fue turno de Sai— ¡¿Cómo es que hasta corriendo te ves sexy?!
Esos y más eran los gritos que llenaban las calles de Konoha. El Uchiha, Hatake y el Uzumaki corrían llevando muy poca ventaja del resto.
