《147》

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—¿Embarazada?

—Si, así es. —respondió con una sonrisa mientras se ponía de pie— Su esposo está esperando fuera. Iré a darle la buena nueva.

—¡NO, NO! —suplicó— Yo... etto, yo se lo diré, ¿si?

La sonrisa forzada en la pelirrosa fue lo que hizo comprender al doctor.

—De acuerdo. Entonces solo le diré que entre a acompañarte. —sentenció— Compermiso.

El minuto y medio en el que Sasuke tardó en entrar fue eterno para la pelirrosa. Tantas preguntas bombardeaban su mente; ¿cómo se lo diría? ¿Tiene que decírselo? ¿Acaso no puede esperar? ¿Qué tal si le dice y él sr molesta?

—Sakura. —su voz, era su voz tan preocupada y una vez que sus ojos conectaron notó aún más su preocupación— ¿Qué pasó, cariño? El doctor dijo que me informaba más tarde.

El azabache llegó a su lado arrodillado y tomó sus manos.

—Todo está bien. En serio. —murmuró— Lamento haberte asustado, mi amor.

—No, no hay nada que disculpar. —acarició su mejilla con dulzura— Verte bien es mi mejor regalo y recompensa.

Sus palabras tan tiernas le hacían querer menos revelarle la verdad tras su condición. Él y ella nunca habían hablado sobre tener un bebé, ni siquiera estaba dentro de sus planes cercanos.

Tendría que averiguarlo de otro modo.

—Oye, ¿qué pasó con Naruto y Hinata? Vi su foto juntos.

—Oh, si... hablé con él mientras esperaba. —comentó— ¡Es una locura! ¿Te imaginas a Naruto como padre? Yo no podría.

—¿No podrías qué? —preguntó con un hueco en el estómago.

—Ya sabes, tener un bebé es una gran responsabilidad y es dar otro paso en una relación. —argumentó— A nuestra edad apenas y sabemos cómo cuidarnos a nosotros, ni siquiera tendríamos idea de cómo cuidar a un bebé.

—¿Eso le dijiste? —preguntó soportando su nostalgia.

—No, claro que no. Lo felicité y le dije que lo apoyaría en lo que necesitara. —suspiró y sonrió— ¿Por qué, cariño?

Ella safó el agarre de sus manos y cubrió su rostro, el nudo en su garganta no pudo más y se soltó a llorar inconsolable.

—¡No me odies, por favor! —suplicó entre llantos.

—¿Qué? ¿Por qué habría de odiarte? —cuestionò confundido pero tranquilo— ¿Acaso es porque no estás feliz por Naruto y Hinata?

Ella negó. Esperó un poco a que su desesperación cesara, pero eso no evitó que sus ojos continuaran rojos y dejando escapar una que otra lágrima.

—Claro que estoy feliz por ellos. —confesó— Es solo que no sé cómo decirte que estoy esperando un bebé cuando me acabas de decir que no estamos preparados para cuidar de uno.

Y volvió al llanto. ¿Sasuke qué hacía? Bueno, él intentaba comprender lo que le había dicho. ¿Había escuchado bien?

—¿Estás diciendo que estás embarazada? —los dedos de la pelirrosa se abrieron de manera que se asomaron sus cristalinos ojos. Asintió lentamente— ¿Y estás llorando porque he dicho que no estamos preparados? —la chica repitió su acción— ¡Pero eso es ridículo!

—¡¿POR QUÉ NO QUIERES A NUESTRO BEBÉ?! —reclamó con histeria y casi saltando de la cama.

—Hey, hey... calma. —murmuró intentando relajarla— Cariño, yo nunca dije eso.

—¿Me estás diciendo mentirosa, sorda o loca? —cuestionó ofendida.

Sasuke rio: —Ninguna de las opciones. —volvió a tomar sus manos— Molestia, nosotros podemos con cualquier cosa, ¿o me equivoco?

—No... supongo.

—Bien, entonces permíteme explicarte. Lo que dije fue algo general, más que nada aplicado a nuestros amigos, o dime, ¿crees que Sai e Ino estarían listos para ser padres? ¡Su pobre bebé seguro terminaría sepultado en un montón de flores o de restos de pintura! —dijp bromeando— Nosotros somos perfectamente capaces de cuidar a un bebé perfecto.

Las yemas de sus dedos acariciaban la palma de sus manos. Era reconfortante.

—¿Entonces estás feliz?

—No tienes que preguntarlo. —acercó su rostro al vientre de la chica y depositó un beso sobre la bata— Este cacahuatito será lo mejor de la vida, ¡y el mejor regalo de cumpleaños!

Sakura rio: —Tu cumpleaños es la siguiente semana.

—Igual será mi cumpleaños. —justificó.

—Espera... ¿"cacahuatito"? —arqueó sus cejas ingenua.

—Pues si, seguro nuestro bebé tiene el tamaño de un cacahuate a estas alturas.

Sonrieron e intercambiaron un casto beso.

—Sakura... —la llamó entre dientes.

—¿Si?

—¿Cuándo puedo decírselo a mis padres?

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