CAPÍTULO 2

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«Destrózame»

—Buenos días princesas —Pía entra en la cocina con su característico buen humor matutino y esa voz suya cantarina—

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—Buenos días princesas —Pía entra en la cocina con su característico buen humor matutino y esa voz suya cantarina—. Princesas y golfas asquerosas por supuesto.

Levanto la vista de mi notebook y ojeo sus muecas de asco y burla.

Con la nariz fruncida, echando lengua y arrugando el ceño se centra en nuestras tres compañeras de piso. 

Todas de intercambio que llegaron de NorCorea, son de lo más retraídas, estiradas y obvio nunca, jamás se juntan con la chusma.
A duras penas nos saludan y never, never, never admiten compartir una reunión con nosotras.

Me toco la oreja, aguantando la risa y le chito a mi amiga.

—No te escuchan.

Pía achina los ojos y se sirve una suculenta taza con leche y cereal.

—Mejor. Golfas, agrandadas, putísimas perras que ojalá reprueben todo el semestre y se tengan que volver a la China con el rabo...

—Corea del Norte —le corrijo, carraspeando.

—Eso —con el tazón en mano se viene a la barra en donde estoy sentada, chequeando la notebook y tomándome un té de mango y manzana—. Es lo mismo. Todos son jodidamente iguales.

—¡Pía! —la reto bajito.

—Sí —dice con cereal en la boca y leche escurriéndose por su comisura—. Es como es. Y las cosas como son. Y que me parta un rayo si me equivoco.

Con la cabeza me apunta a la ventana que da a la playa.

El sol mañanero parte la maldita tierra.

—¿Ves? No me equivoco.

—Buenos días mis oruguitas —Lula también se aparece, sacudiendo esos rizazos que ayer eran morados y hoy, son rojo carmesí.

Viene, me da un beso sonoro y fuerte en la mejilla y un pico a Pía.

No son nada.
A ambas les gusta el pito más que comer, pero es su chistosa forma de saludarse y a más de un sucio degenerado ha puesto a babear cada vez que salimos a bailar.

—¿Tienes resaca? —pregunta diva Lorenzi admirando el último tatuaje que se hizo. Un tribal que se enreda en su antebrazo, recorre su muñeca y adorna toda su mano derecha.

—No —contesta Lula, tomando una manzana, jamón y poniendo agua en la cafetera—. ¿Ustedes?

Niego, reanudando mi búsqueda interesante del día.

—Tú ni digas, dragoncita. Te fuiste temprano.

Tecleo el nombre de Ivan Malkovich y enseguida me aparecen sus redes sociales.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora