LIBRO 1 DE LA SAGA DEVIL'S DANCE
Harta más que acostumbrada, a vivir bajo la sombra de sus hermanos decide mudarse a Mónaco con el pretexto de renovar sus rumbos, inscribirse en una nueva Universidad y culminar su maestría en psicología.
Mujer de t...
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“Toxic, baby”
Se levanta de la cama y con el poco aire que me queda me apoyo en un codo para ver su defensa.
Me relamo y soy plenamente consciente de que lo hago.
Se me aleja, camina a la mesa y se prende un cigarro. Lo sé por el ruido del encendedor y la nube de humo que se forma a su alrededor.
Ladeo la cabeza, reparando en su culo. Es grande, duro, apetecible como una manzana a punto caramelo.
No hay músculo que falte ni grasa corporal que le sobre.
Sus piernas, sus caderas algo anchas y su espalda tan trabajada son... Puf.
Son un tema difícil de procesar para un alma como la mía que se la pasa admirando el buen arte de Dios y la genética.
Tiene un enorme tatuaje en la nuca y el inicio de la columna. Es una especie de brújula o lo parece.
Un círculo grande con una cruz que simula ser la silueta de una mujer. De ese círculo apuntan en varias direcciones distintos jeroglíficos.
No entiendo ni mierda lo que significa pero es muy sexy.
Su tatuaje es sexy, su espalda es sexy, es sexy de la cabeza a los pies.
Este energúmeno de mierda es jodidamente sexy y me empiezo a preguntar cómo carajo voy a afrontar mi mañana si no puedo parar de comérmelo con los ojos.
—¿Vas a fumar conmigo? —se da la vuelta y en piel y musculatura tallada por los dioses se me pasea de lado a lado de la suite.
Me cubro apenas con la sábana roja. Es tersa y me fascina el contacto que tiene con mi cuerpo.
—No me gusta el tabaco —digo inclinando la cabeza—. Prefiero la hierba.
Mis bucles caen sobre mi hombro y Ciro arquea una ceja, parándose al pie de la cama, expulsando el humo de la pitada.
—Lo hiciste recién.
Me encojo de hombros, sosteniéndole la mirada.
—A veces hago excepciones —replico.
—¿Ah si? —fuma, retiene el aire y gatea por la cama hasta llegar a mí, soltándome la segunda calada en las narices—. ¿Y en qué más haces excepciones, mi vida?
—Generalmente no follo con cretinos a los que mi familia odian... Pero hago excepciones. He aquí una.
Se me ríe en la cara y eso es puro cosquilleo en mis terminaciones nerviosas.
