CAPÍTULO 64 Parte II

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Mantener la mente ocupada y no dar espacio al ocio es elemental para no caer en la locura. Dejas que tu cerebro procese, que tu sistema lo asimile y antes de largarte de lleno al precipicio de la culpa y el remordimiento... Te distraes.

Distracción tras la aceptación es la clave de la frialdad exitosa, la cordura y las energías puestas en el objetivo final: arrasar con la bacteria que me ha podrido la vida.

Después de que la hoja de cuaderno sea un tachón en negro podré hundirme en depresiones y recriminaciones, mientras tanto... De distracciones estará hecho mi mundo.

—¿Qué tono escogerás?

Miro la paleta de colores y me cruzo de piernas.

Azul zafiro.

La manicurista asiente, agarra los esmaltes en gel dispuesta a culminar la obra de arte que lleva a cabo en mis uñas y en su dedicada labor aprovecho a observar la prenda envuelta en nylon que está recostada en el diván contiguo al mío.

Dorado y azul son sus colores preferidos.

—¿Es un evento formal?

Elevo la taza de capuccino y le doy un sorbo, admirando el delicado trabajo del esmaltado.

—Es una cena elegante y muy exclusiva.

—Oh —la chica sonríe de forma soñadora—. Ha de ser entretenido para las celebridades asistir a reuniones de etiqueta todo el tiempo.

—Lo es —confieso—, pero también es muy agotador. Siempre sonriente, siempre perfecta.

—Ustedes nacen perfectas —comenta.

Cierro los ojos un instante, negando con la cabeza. Lo que es la inocencia.

—Nos hacen perfectas —le corrijo—. Nacemos ansiando un día alcanzar el éxito y la fama y para eso, permitimos que cien personas diferentes lleguen y nos digan cómo tenemos que alimentarnos, ejercitarnos, vestirnos, hablar y andar. Básicamente le vendes tu vida y tu alma al diablo de la moda... Pero lo haces con gusto porque desde niña soñabas con ello.

—Aún así, es divertido. Todos los días es una aventura diferente. Todos los días apareces en los medios y en las mejores fiestas. Todos te adoran. Siempre luces bonita. Conduces los mejores carros, vas a los mejores hoteles, viajas en primera clase o en aviones privados y ganas mucho dinero.

Inspiro profundo, viendo al frente; justo a los amplios ventanales de uno de los centros estéticos más soberbios de Mónaco, ubicado en la avenida más glamorosa de la ciudad.

A lo que lleva la ignorancia.

Apoyo la taza en la espigada y redonda mesa hecha en vidrio y me centro en los comercios más allá de las calles.

—Las aventuras no te aburren pero desgastan. A veces no quieres ser la cara de una revista, de un portal o de una fakenew. A veces sólo quieres salir despeinada y mal vestida a comprarte una hamburguesa grasienta con extra de queso y tocino. Y no siempre todos te adoran. Generalmente son mayoría los que te desprecian iniciando por las colegas. Eso de la camadería... Es puro verso —la mujer para de pincelar mi índice y me pone especial atención—. No siempre luces bonita, a veces necesitas cien mil retoques, a veces subes medio gramo o bajas tres kilos y a tu entorno le da el ataque. Sí te ganas una vida de princesa pero sucede que... Aunque sea una vez a la semana te mueres de ganas por salir como una pordiosera a sacarte los mocos en plena calle sin que nadie te tome fotos, te sermonee ni te corrija.

Lleno mis pulmones de aire y me preparo para mi segundo round de descargas cuando las palabras se me cortan como por arte de magia, mi garganta se seca y pido por un vaso de agua fría.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora