CAPÍTULO 39

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“Red Dress”

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Red Dress”

CIRO

Envié al chófer de la mañana que fuera por ella.

La indicación ha sido clara y la propina generosa, como a cada uber que pretenda trasladarla. La trae al muelle, no la mira ni le habla.

Termino de disponer el yate; lo tengo encendido y listo para navegar a Atenas.

Me prometí la cena de mi vida y me voy a dar el gusto... Cenándome un dragón.

Las luces del vehículo cambian de posición, prendiendo y apagando cuando el vehículo aparca cerca del andén y la puerta trasera se abre.

El hombre evade la mirada de la mujer vestida de rojo e ignora por completo lo que ella le dice.

Sigue las normas a la perfección y eso me gusta.

Recargo el antebrazo en la proa del barco y me la quedo viendo.
Si otro fuera el tipo en mi lugar de seguro habría salido corriendo a cortejarla y tratarla con caballerosidad pero como no soy caballero sólo el cerdo cretino que le tocó, me la devoro con la mirada en lo que avanza.

Recta, taconeando, serena y lenta porque trae unos zapatos altos que si no los maneja con sumo cuidado acabarán incrustándose en la madera del andén.

Su caminar es altivo, elegante como el de un reptil, sensual como el de un felino.
Sabe lo que es y lo que transmite con cualquier prenda o sin ninguna puesta. Una diosa de la forma que sea y dentro del envase que se le cante usar.

Me yergo admirando su atuendo, el mismo atuendo de la gala en Cannes. El que no me pude sacar de la cabeza.

—¿Te costaba mover los pies y venir a ayudarme?

La protesta y el veneno laten en Cherry y debo desprender los dos primeros botones en mi camisa cuando su voz demandante se mezcla con la explosiva imagen que carga.

—No me costaba pero tampoco quise hacerlo —giro, observando su contoneo al subir y la forma en que la tela brillante se cierne en su cadera delineando el espectacular culo y los muslos carnosos de mi hembra enfundada en un terso color carmesí.

—Neandertal.

—Ajá... —alcanzo su espalda desnuda y toco sus hoyuelos apenas ocultos por el vestido.

—Bruto cavernícola.

Meto el dedo bajo el amplio escote trasero y toco la piel de mi dragón.
El corazón me late de prisa y mi verga repunta en mi pantalón poniéndose dura sólo con la imagen de mi cría irreverente.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora