CAPÍTULO 69

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“Death to Judas”

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“Death to Judas”

—Puedo subir contigo...

Lo dice como sugerencia y ello no es más que una demanda disfrazada.

—No —abro la puerta del Camaro, que todavía sigue en marcha—. No quiero que estés conmigo.

—Lamento lo que pasó en el sótano —sé que lo siente, pero que lo sienta no borra la actitud espeluznante.

—Ya no importa... Aquello quedó vuelto cenizas.

Soy consciente de que así fue. La fogata tomó hectáreas de campo y bosque y cuando bomberos llegó sólo quedaron escombros, brasas y polvo.

Estuve horas sentada al pie de la colina apreciando la densa humareda, escuchando las sirenas y el bullicio estrepitoso que por primera vez colmó el predio que ocupaban los Lorenzi.

—Alexandra...

Cierro la portezuela y rodeo el vehículo, acercándome a su ventanilla.

—Yo te llamo.

Su mirar centella aprehensión pero eso... Eso tampoco me interesa.

—Nena...

Me toma la mano pero se la retiro de inmediato.

—Yo te llamo, Ciro. Descansa.

Me cierro con fuerza el abrigo y entro a mi edificio.

Bajo el anorak hay sangre seca, suciedad y un insoportable hedor pero por fuera nada parece indicar que fui partícipe de una gran masacre.

Saludo al conserje y voy expresa a las escaleras, subiéndolas de dos en dos hasta llegar a mi piso.

En mi departamento mis bebés me reciben con algarabía y ese amor inmenso que destilan cada que me ven llegar.

Los acaricio, los mimoseo y los premio con grandes trozos de carne que saco del refri, no obstante no me aferro a ellos. En este amanecer que me aguarda necesito un clic; una sustancia de alto impacto que me bloquee la mente.

Del bar agarro una botella de ron blanco y otra de whisky y a desgana me encaramo al baño.

Me encierro, pongo música baja y hago llenar la bañera.

Voy desvistiéndome con sacrificio, quitándome las gasas sobre las quemaduras, frotando con cuidado mi espalda y mi cabeza, donde un suave corte ha manchado mi pelo con mi propia sangre.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora