LIBRO 1 DE LA SAGA DEVIL'S DANCE
Harta más que acostumbrada, a vivir bajo la sombra de sus hermanos decide mudarse a Mónaco con el pretexto de renovar sus rumbos, inscribirse en una nueva Universidad y culminar su maestría en psicología.
Mujer de t...
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“Ley del hielo”
—Te estoy haciendo un favor Lexi. Mira que hacerme levantar a las seis de la mañana...
Me saco un auricular pero sigo pedaleando. Estoy que sudo hasta mis ideas porque al menos una vez a la semana me ejercito fuerte.
Expulso toxinas, tonifico y saco de mi cabeza muchas ideas peligrosas.
—Gracias, Dante —digo con agitación—. Ya te dije gracias veinte veces que más quieres.
Dante es mi personal trainer. Generalmente lo visito en el gimnasio los viernes a la tarde, como a las cinco para que me marque distintas rutinas, pero como hoy estoy ocupada y no me gusta perder mi entrenamiento le supliqué por una excepción. Entrenarme temprano en la mañana.
Bajo el ritmo hasta acompasar mis latidos. Bebo de la botella de agua mineralizada y salgo de la ergométrica para estirar un poco.
—Te puedo invitar a un cosmo. Es una mejor forma de agradecerme.
Me abro de piernas, tocando las puntas de mis pies. Mi coleta roza el suelo y con la imagen invertida veo los muslos de Dante envueltos en joggins negros Nike.
—Voy a estar ocupada —le suelto.
—¿Cuando?
Palmea mi espalda baja para que me enderece. Él marca mis tiempos de elongación.
—Hoy.
Me señala la caminadora y allá voy. Elige la velocidad y empiezo a correr.
—Que sea mañana —se apoya en el manillar de la caminadora y me encuentro con sus ojos verdes de frente, mirándome con picardía.
—Mañana no puedo. Tengo la noche ocupada.
Inspiro, suelto el aire.
—Van a hacer una fiesta en el campus, Pía me invitó —sus brazos todos tatuados se enroscan en el cronómetro que tiene el caminador.
—Me dijeron que cancelaron la salida a Burlesque... Sí. Lo que no sabía era que invitaban al campus a los pasados de universidad también.
Dante se ríe mientras va bajando la intensidad y velocidad de la banda.
—Pía me adora. Me invita a donde sea por eso.
Resoplo.
—Claro que te adora. Eres su hermanastro, cómo no te va a adorar bobo.
Mira el reloj y me avisa que debo mantener un trote suave por diez minutos.
