LIBRO 1 DE LA SAGA DEVIL'S DANCE
Harta más que acostumbrada, a vivir bajo la sombra de sus hermanos decide mudarse a Mónaco con el pretexto de renovar sus rumbos, inscribirse en una nueva Universidad y culminar su maestría en psicología.
Mujer de t...
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“Miénteme”
El taxi para delante de mi edificio, le pago y salgo.
Me saco los tacones en el lobby porque ya no me los aguanto y nuestra rectora de habitaciones me mira entre suspicaz, curiosa y cara de culo pero me vale.
No estoy en secundaria, el alquiler me costó el pulmón y la matrícula que pagué al entrar a la universidad y la que volví a pagar hace unos meses en mi segundo año son mi contrato especial de «tengo veinte, entro y salgo cuando me place»
Paso por el mostrador del conserje, lo saludo y me voy escaleras arriba, notando los ojos de los dos en mi vestido, mi pelo mojado y mi maquillaje corrido.
La escucho a Mónica soltar un "esta viene de loquear" y me río a las carcajadas para que sepa que la oí y que se puede ir a la chingada.
Troto por el pasillo y llego a la puerta del depa. No tiene llave así que abro.
Obviamente Lula y Pía están revoloteando en el living y al verme venir se desquician. Se me tiran encima con preguntas, tocándome los pelos e investigándome de la cabeza a los pies.
Claro que no lo hacen por mí, sino para ver cómo me dejó Ciro. Porque todo es por Ciro.
Por ese cretino de mierda.
No hay una jodida loca que no le ande baboseando. Ni una... En parte me incluyo.
—¿Cogieron en la ducha? —suelta Lula alzando un mechón de mi pelo.
—Ahí hay un chupón —Pía me toca el cuello y entonces empiezo a mover las manos para que se me alejen.
Son más pesadas que las moscas.
—¿Hicieron el desayuno? Tengo hambre —voy a la cocina, sólo hay café y está frío.
—¿Sexy pero tacaño que ni pagó el desayuno? —Pía me sigue.
—No quise quedarme. Al telo se va a follar no a desayunar.
Lorenzi frunce los labios y mueve los hombros—. Yo voy a las dos. Mira si me voy a perder el manjar del desayuno.
Pongo a calentar la tostadora, busco mantequilla, jamón y pan y apoyo mis tacos en la silla.
—Creo que te dejó famélica —Lula me alcanza la leche para ponerle al café.
—Mientras tanto me quedaré tranquilamente aquí esperando mis detalles sucios —Pía se sienta, se cruza de piernas y como princesa aguarda porque todo se lleve a la mesa.
