CAPÍTULO 48

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"Priorities"

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"Priorities"

CIRO WALKER

Frunzo el ceño una vez más.

Peter me queda viendo, y yo, únicamente me centro en la pareja que tengo delante.

—¿Está completamente seguro? —la mujer aprieta un pañuelo entre sus manos y retiene como puede el llanto que le es inevitable reprimir por completo.

—Este es el análisis de ADN cotejado con el de ustedes —mi socio les entrega el documento—. Y esto —muestro una carpeta—, la investigación archivada del caso.

El señor Smith carraspea.

—No pedimos mucho. No pedimos juicios, ni dinero, ni otra cosa... Sólo queremos verla.

Ojean y se comparten cada fotografía que conseguí de Pía. Sonríen, se miran entre ellos, derraman lágrimas.

—Llevo veintiún años buscándola —sopesa la mujer en un balbuceo—. Viéndola en todas partes. Creyendo que podría estar en cualquier lugar, o no. Han sido dos décadas de tortura señor Walker. Años imaginando a mi bebé en cualquier parte del mundo. Años pensando que podía estar muerta.

Dos mechones dorados son colocados detrás de sus orejas y mientras me repantigo en mi silla, observo a la madre biológica de Hanna Smith.

No se puede negar el parecido. La forma felina de sus ojos aleopardados, el color de sus hebras, su piel algo tostada.

—El secuestrador será imputado aquí, en Estados Unidos. Lo derivarán a California.

—Haga lo que tenga que hacer —manifiesta el hombre—. Pero por favor, tráiganos a Hanna.

Peter se levanta de su silla y ofrece a ambos consternados y emocionados padres un poco de café.

Tuvieron un viaje largo y agotador. Un trayecto cargado de subidas y bajadas emocionales. Llegaron desde Chicago hace unas horas y vinieron expresamente a mi despacho.

—Su hija no sabe de sus orígenes y tampoco de la investigación que se llevó a cabo. No les sorprenda encontrarla retraída, distante y desconfiada, porque ha vivido sumida entre abusos de toda índole.

El puchero apesadumbrado de la señora Smith delata pena, culpa y tristeza—. ¿Cuándo la podremos ver?

Robert pestañea—. Tenemos pensado quedarnos en Seattle si usted lo cree conveniente.

—Me parece razonable —aclaro mi garganta—. Fiscalía hará lo necesario por evitar que ustedes y Hanna sean expuestos a los tribunales de la Corte.

Lydia estira la mano, tocando la mía—. ¿Qué va a pasar con el hombre que se robó y maltrató a mi hija?

Aflojo el nudo en mi corbata y muevo lentamente la cabeza.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora