CAPÍTULO 34

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“CannesFestival”

ALEX

El avión desciende y a mí se me anuda el estómago.

Es una indescriptible sensación de pánico que me seca la garganta, enlentece mi respiración y desacelera mis latidos.

—¿No te acostumbras a volar, Cherry querida?

Kiara me enseña una mueca socarrona, pues de lo más tranquila bebe de su copa de vino, aguardando el aterrizaje.

—No puedo evitarlo —sopeso, aferrándome a los posabrazos del asiento y apretando tanto como puedo el cinturón de seguridad.

—Vas a tener que adaptarte rápido —se arregla el cabello rubio y ondulado sobre un hombro—. En muy poco tiempo, este será tu nuevo medio de transporte, cuando te toque trasladarte de un país a otro para cubrir desfiles y eventos.

Escucho el avión desenfundar las ruedas de aterrizaje y palidezco por completo olvidando las palabras de Dietrich.

Me tenso, rechino los dientes, rezo porque no se me pare el corazón en el segundo que los neumáticos rebotan sobre el asfalto y la velocidad del avión no apacigua.

—Dios mío, odio volar —el estado crítico en que me encuentro aminora conforme aminora el recorrido de la aeronave en pista hasta que este termina por enfilarse en el parqueo.

—Bienvenida a Cannes...

Ella se desabrocha el cinturón y agarra su carrión.

La imito tomando el mío, bajando del jet privado en que suele trasladarse y observando que un vehículo nos aguarda a no más de dos o tres metros de distancia.

—¿No... ¿No vamos a entrar al aeropuerto?

Un chófer sujeta las valijas llevándolas a la cajuela de un Jaguar negro.

—¿Para qué necesitas ir al aeropuerto? Si es por las tiendas, en las avenidas principales encontrarás más y mejores oportunidades. El aeropuerto a esta hora estará repleto de acosadores locos por una foto o una mirada de sus ídolos.

Sostengo con suavidad su muñeca al ver que se enfila al vehículo.

—Lo decía por... Migración.

Su risa estruendosa me hace sentir un insípido e ignorante bicho.

—¡Cariño —suelta a las carcajadas—, eres Cannes! Una celebridad que vino exclusivamente por el festival. Y tanto las celebridades, como la gente poderosa nunca pasan por la vulgaridad de migración, la espera, la fila o el interrogatorio —hace un ademán para que la siga—. También tendrás que acostumbrarte a esto... Es parte del jugoso precio a pagar por ser de las mejores modelos de Europa.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora