"Desahogos"
NARRADOR OMNISCIENTE
La pareja entra a la casa de placer ansiando un primer y gran desahogo tras la sangrienta tensión que les empieza a pasar factura.
No se han hablado en el camino. No tocaron el tema; tema que quedó zanjado con tres cuerpos inertes en la cabaña principal del predio Estevens.
La muchacha inició su oscura declive y no le interesa retroceder. Lo suyo es pensar, ejecutar y luego afrontar, purificando como sea su insana, podrida y perturbada alma.
—¿Su pareja? —la madama del prostíbulo marroquí se acerca a la sensual pelirroja y le toma la mano con suavidad, sin ignorar los cientos de miles de euros que destilan su sortija.
—Lo es —le miente con desinterés. Hacerlo ya le nace naturalmente.
La experimentada bailarina sonríe. Considera que es magnífico que una pareja que destila dinero y poderío haya llegado a su placentero negocio.
—Ven conmigo —jalonea sus dedos y la hace levantar del amplio diván de pieles, alejándola de cierto Diablo que no la pierde de vista pese a no dirigirle la palabra.
Está enojado, pues se siente infravalorado. Hoy vio de su Cherry el lado que necesitaba ver, la carta que faltaba para terminar de estudiar la evolución de su ratoncillo de laboratorio y lo único que define a su glorioso experimento es pavor.
Alexandra Donnovan despierta pavor, una retorcida excitación y respeto; más que respeto... Miedo para algunos, y eso a él le enfurece.
El dragón sólo está batiendo las alas y las cadenas que le ha puesto ya empezaron a quebrarse.
—¿Desea coñac o licor?
Al rey de las estrategias le sirven bebidas blancas y le ofrecen una inmensa lámpara que no rechaza.
Es tratado como un jeque porque por aquellos lares, es inusual apreciar a un hombre tan hermoso, siniestro y peligroso. Un hombre de poco habla, de mirada glaciar y actitud hostil.
La túnica, su impoluta ropa recién cambiada reluce. Un color beige perlado cae por sus piernas, cernido a sus brazos y su torso y ello llama la atención de cada puta presente en el prostíbulo.
Las servidoras marroquíes usan sus mejores sedas, cascabeles y ropajes y le brindan al Diablo varios brebajes entre ellos el preferido por los hombres de poder y autoridad.
El aceite de Hachís.
—Mi señor, aquí lo tiene —indica una mujer morena, de curvas voluptuosas, labios cubiertos por el velo y un escote inmenso que hace relamer al salvaje tipo de ojos color océano.
Entre sus piernas acerca la pipa. Una pipa de medio metro que expulsa una humareda alcaloide muy fuerte.
La ilicitud inunda el aire y a diferencia del resto del mundo, el lado desinhibido de Marruecos da sus drogas más puras y potentes sin tapujos.
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Dancing in the Darkness © +21
General FictionLIBRO 1 DE LA SAGA DEVIL'S DANCE Harta más que acostumbrada, a vivir bajo la sombra de sus hermanos decide mudarse a Mónaco con el pretexto de renovar sus rumbos, inscribirse en una nueva Universidad y culminar su maestría en psicología. Mujer de t...