CAPÍTULO 66

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“Straight to Hell”

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Straight to Hell”

ALEX

Nunca se está del todo bien después de un suceso semejante.

He visto incontables películas de horror, drama y suspenso. Me he devorado series explícitas tanto en libros como en televisión. He consumido noticieros y documentales plagados de torturas incluso, cuando más chica le pedía a Charlie que me contara una y otra vez la escena de la bodega. De cómo degolló a James, de cómo se dejó quemar por Rafael, de cómo se comportaba Nicolas.

Años más tarde mi morbosa e insensible curiosidad siguió martirizando a mis dos hermanos mayores. A Charlotte con el asesinato de Jordan y a Liam con sus anécdotas en Londres, Bilbao y Corea.

He indagado en el Diablo y California y hasta intenté hurgar en el pasado de la misteriosa y fantasmal Rebecca pero nada, absolutamente nada te prepara para el después de una matanza, de una masacre, de un asesinato a sangre fría.

Ocurrió con Kenzo pese a que traté de disimularlo frente a mi hermano. Me pasó igual con Ezra y con Jerry y sin lugar a dudas Marruecos y la señora Delacroix no me pasaron desapercibidos.

Todos los escenarios han sido distintos y bajo circunstancias completamente diferentes pero también, todas y cada una me han dejado el mismo sinsabor en los labios: una mezcla peligrosa y confusa de alivio, vacío e insatisfacción.

Llegar al departamento, abrazar a mis perros, quitarme la ropa, bañarme, deshacerme de cada evidencia comprometedora...

Se me está volviendo un hábito, y me asusta.
No quiero naturalizar lo que hago y a la vez, no quiero que mi motivación se apague porque cuando no hay motivación no hay sentido, color ni zazón y hoy por hoy es este conflictivo alivio lo que me empuja a seguir.

Seguir para continuar depurando, limpiando y aligerando las almas en pena que en la Tierra me lo daban todo y yo ni siquiera me percaté de ello. Que de la noche a la mañana se fueron y con ellas se me fue...

¿Qué se me fue?

Pues la vida. Para qué negarlo.

No me interesa justificar aquello que escogí llevar a cabo por voluntad propia. No voy a decir que me arrepiento y no voy a admitir que siento culpa cuando lo único que no siento es eso.
No voy a escudarme en que maté a un asesino, a un pedófilo o a un criminal porque matar... Es matar.
No voy a dramatizar, ni a victimizarme.
No voy a poner como excusa el luto porque no es el luto lo que me mueve sino el odio, la rabia y el egoísmo.
No diré que tengo cura, remiendo ni redención porque ninguna persona que le quita la vida a otra la tiene, y no es como si la quisiera tampoco.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora