LIBRO 1 DE LA SAGA DEVIL'S DANCE
Harta más que acostumbrada, a vivir bajo la sombra de sus hermanos decide mudarse a Mónaco con el pretexto de renovar sus rumbos, inscribirse en una nueva Universidad y culminar su maestría en psicología.
Mujer de t...
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“Dancing in the Darkness”
CIRO WALKER
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Ella me sigue ronroneando y se ríe.
La descarada se burla de mí.
Pego mi cuerpo al suyo y me jodo con su perfume. Me encanta como huele y por lo poco que la he probado me fascina cómo sabe.
—Ábrelas —vuelvo a azotarla. Con fuerza, le marco la mano en ese dragón no apto para precoces.
—Ábremelas —me provoca, jadeando.
Me muerdo los labios aguantándome una maldita y morbosa sonrisa. Le doy otra nalgada y su glúteo tiembla con mi palma. Me pica la mano por la intensidad del azote pero es que me prende.
Me prende tenerla para mí.
—¿Me vas a golpear o vas a seguir la tarea?
Esponja el culo, arquea la espalda y ladeando la cabeza me mira de reojo, desafiándome.
—Te voy a hacer pedacitos mi vida —le ataco los labios con ferocidad porque es lo que me despierta. Esas ganas de comerla y no dejar ni las migajas. Es demasiado tentadora y yo soy demasiado muerto de hambre.
La sujeto de la nuca y meto la lengua en su dulce boca. Amaso sus labios carnosos con los míos y la suelto para tomar aire y volver a invadirla, a succionar su labio inferior y maltratarlo entre mis dientes.
La potencia de mi erección no baja ni me defrauda porque con cada vez que ella gime y se me contonea mi sangre bombea con fuerza a mi tronco poniéndolo duro como piedra.
—Podrás ser muy mañosa y loquita —le susurro, raspando su delicada mejilla con mi barba—. Pero tu cuerpo no engaña a un lobo viejo como yo —con la rodilla separo sus espectaculares piernas, me inclino y repaso su raja con dos dedos, embetunándolos de sus jugos—. Te encanta que te azote ese culo delicioso que tienes y te encantará cualquier cosa que te haga porque si te me mojas así con esto... Lo que no será al final de la noche —recorro sus pliegues con mi palma, llego a su clítoris y lo pellizco, lo rozo, lo palmeo con dos dedos y Alex se retuerce—. ¿Ves?
