CAPÍTULO 54

8.6K 707 410
                                    

“¿De

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿De... Cero?”

CIRO WALKER

Entro al primer bar que veo.

Elegante. Casi todo en Mónaco es elegante, excepto la gente podrida a la que habría que darle un tiro.

«Ciro atiéndeme el teléfono. Tienes que volver. Tienes que encargarte de California. El Congreso está presionando para que sigas o en definitiva lo dejes preescribir de una buena vez»

El mensaje de Peter en mi casilla es fiel recordatorio del pedido que me hizo ella.

Avanzo a la extensa y afinada barra y le pido al cantinero algo fuerte.

Whisky, ron, vodka; lo que sea.

Me siento en una butaca alta y apoyo mi celular en la mesada de vidrio negro y madera.

—Vodka —el hombre saca un vaso de trago y se prepara para llenarlo—. Quiero una botella entera —levanto el dedo y señalo a la exhibición de bebidas—. Una Ciroc entera.

El sujeto parpadea pero por supuesto me la entrega. Me sirve el primer shot y se aleja, viéndome con curiosidad, remarcándole a sus colegas que el cliente de la Ciroc es su cliente.

Sabe que derrocharé unos cuantos euros esta noche. Que me voy a desbundar de alcohol y que terminaré curtido y hasta la manija, bebiéndome cuanta porquería me ofrezcan.

Me empino el fuerte y cristalino vodka tragando de sopetón, relamiéndome y sacudiendo la cabeza cuando el licor me va quemando la garganta.

Prendo mi teléfono, respondiéndole a mi socio.

ECHA PARA ATRÁS LO DE CALIFORNIA.

De inmediato me contesta.

PETER
¿Y ese cambio a último momento?

Recargo el vaso y me lo bebo en un santiamén.

GAULTIER PAGARÁ EN MÓNACO.

PETER
Espero que no seas partícipe de alguna imprudencia que pueda cagarte el futuro.

Inhalo hondo. Que lo diga es evocarla y tenerla presente hace que el pecho me arda como si me hubieran lanzado ácido en las cicatrices.

DESCUIDA. NADA DE ESO.

Ya no le sigo el rumbo a mi amigo; no aclaro, no contesto nada más. Voy a otro número y al chat que tengo archivado con ella.

Sus conversaciones, sus fotos, sus insultos, sus audios. Guardaba la imagen que le tomé en el restaurante de Grecia y la que le saqué buceando.

Dancing in the Darkness © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora