♕ 8. Maldito Post ♕

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Scarlet

Me paré, me di una ducha y me puse el uniforme, baje al primer piso y caminé directo hacia la cocina.

—Hola, veo que te despertaste tarde — dijo Francisco sirviéndose un vaso con agua.

Negué — Estuve despierta desde temprano.

—Entonces ¿por qué no bajaste a desayunar? — preguntó confundido.

—Porque no quería encontrarme contigo ni con Charlotte, ni con Edgar — dije señalando a Edgar quien lleva su mano hacia su pecho, indignado.

—¿Yo que hice para que me odiaras? — preguntó Edgar.

—Bueno le diste el número de Charlotte a Francisco eso es más que suficiente para odiarte, al menos que ella se vaya — agarre una manzana roja — adiós bobos.

Salí de casa hacía el colegio, al llegar estacioné mi auto y entré directo hacia mi casillero, revisé la página web de chismes del colegio.

Había un nuevo post:

Scarlet Frost no es quien aparenta ser, detrás de esa sonrisa hay una persona oscura o porque no le preguntan de Antonio. ¿Te acuerdas de él? Tú y Antonio fueron muy buenos amigos...

Cerré mi casillero y salí hacia la cancha deportiva.

Me senté en las gradas, tenía clases a primera hora pero no quería ir y encontrarme con insectos que murmuraban observándome; perdí las dos primeras horas de clase, sentada en las gradas de la cancha deportiva.

—Ahí estás — escuché decir una voz masculina, a lo lejos vi a Matteo acercándose hacía mí— perdiste dos horas de clase ¿está todo bien?.

—¿Por qué te preocupas por mí? — pregunte confundida mientras arrugaba mi entrecejo.

—Porque eres mi amiga y aunque no me quieras contar el motivo del porqué te ausentaste dos horas de clase, yo estaré aquí contigo — dijo con una sonrisa. Le mostré sobre la página web de chismes del colegio, él observó el post — Como te dije la primera vez que hablamos, no es mi estilo creer en lo que los demás dicen.

Reí — Si, bueno eso no opinan los demás.

—Que no te importe lo que dicen los demás de ti, al final y al cabo, cada uno sabemos como somos en verdad y eso solo nos tiene que importar — comentó restándole importancia.

—¿En serio no tienes ni una pizca de intriga porque postearon eso? — pregunté encarando una ceja.

—No —respondió.

—Antonio fue mi primera pareja, luego me enteré que solo fui un juego para él — comenté — mis hermanos le dieron su merecido o bueno así se rumorea, luego volví a Phembrit.

—¿Cuánto tiempo estuviste con él? — preguntó confundido.

—Estuve unos meses, luego me cambié de colegio y luego otra vez hasta que pasaron los años y decidimos volver, aunque bueno eso fue uno de los varios motivos por los cuales volvimos.

—Tuve una pareja, pero ella era muy celosa, al punto que cuando intente cortar con ella, casi me mata — abrí los ojos como platos mirándolo, él asintió — si, y me dijo la típica frase: "Si no eres mío de nadie más serás" pero llegó la policía y me salvaron.

—¿Y no sabes nada más de ella? — pregunte.

Él negó — Lo último que supe es que fue a prisión.

Reí — Bueno creo que tu historia le ganó a la mía — comenté entre risas.

—Oye, lo que ocurrió en la fiesta ¿que significa? — preguntó.

—¿Qué significa para ti? — pregunté divertida.

—Bueno... este, no sé... es que...

Reí interrumpiéndolo — Solo fue un beso, bueno, varios besos — vi sus mejillas sonrojarse — todo a su tiempo, no miremos relojes ajenos.

Él asintió — ¿Tienes hora libre?

Asentí — Si, tampoco es como que desee entrar al colegio.

—¿Quieres ir a jugar? — dijo parándose.

—Si — respondí.

Pase toda la tarde con Matteo en los juegos mecánicos, fue muy divertido verlo bailar al ritmo de como pedían los juegos mecánicos, en el transcurso recibí varias llamadas de Edgar, Francisco y Marcus; luego de pasar la tarde con Matteo volví a mi casa, al llegar veo a todos mis hermanos preocupados.

—¿Dónde estabas? Llevamos toda la tarde tratando de contactarte — dijo Francisco enfadado, ignore su comentario y camine hacia las escaleras — ¡Scarlet!

Me volteé — Estuve por ahí, bien, estuve lejos de los insectos que murmuraban sobre Antonio — aclaré con enfado — mejor pregúntale a Charlotte ella debe saber más, al final y cabo ella fue la que lo contó.

—¡¿Disculpa?! — rechitó Charlotte.

—No aceptadas, perra — respondí enojada.

—Dos cosas, una jamás dije nada sobre Antonio y dos perra serás tú — contestó Charlotte acercándose hacia las escaleras.

—Si, claro y yo me voy a creer ese estúpido cuento, púdranse todos ustedes — dije para luego girar y subir hacia mi habitación, ignorando a mi prima, Charlotte, y a mis trillizos.

Y sí, porque para bien o para mal, Francisco, Edgar, Marcus y yo nacimos al mismo tiempo, ¿Loco, cierto?... Aunque yo nací primero.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora