♕ 107. Epílogo ♕

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Luego de dos años

Scarlet

— ¡Este trabajo es horrible! — gritó mi profesor para luego pisar mi maqueta. La campana sonó y el profesor se acomodo su cabello — eso fue todo por hoy chicos, pueden retirarse.

Recogí mis cosas y caminaba hacía el profesor, directo a cortarle la garganta pero unos brazos desviaron mi camino sacándome del aula; observo a la persona que me sacó de la clase y era Matteo, mi bonito.

Nos detuvimos y fruncí el ceño — ¿Por qué hiciste eso? — pregunté.

— No dejaría que mates a alguien en frente de todos — respondió mientras caminábamos hacía el carro.

— Hola Matteo — dijo una chica rubia, la cual saludaba alegremente a mi bonito, aquella chica le guiña un ojo para luego seguir su camino.

— Hola — dijo Matteo cortante para luego abrirme la puerta del carro.

— ¿Quién es? — pregunté una vez que él estaba sentado a mi lado.

— No lo sé — respondió. — ¿Deseas ir a casa?

— Si — respondí.

En el transcurso no pude evitar sentir duda sobre quién es aquella chica rubia. ¿Se conocen? ¿De dónde es?.

Al llegar a la casa, almorzamos y empecé a hacer mis tareas, luego de hacer mis tareas me eché un rato en la cama intentando despejar mi mente, pues aquella imagen de la chica saludando coqueta a Matteo no se podía borrar de mi mente.

Jamás he dudado de mi misma pero con Matteo todo es diferente, con Matteo me siento bien, en todos los sentidos y aspecto que puedan existir, él es único y si lo pierdo mi vida no tendría sentido alguno.

— ¿Linda? — habló Matteo sentándose a un lado mío, él me miraba a los ojos como si estuviera esperando una respuesta ¿Cuánto tiempo me perdí en mis pensamientos?.

— ¿Qué pasó? — pregunté sentándome.

— ¿Estás bien? — preguntó Matteo acariciando mi muslo.

— Si — mentí — solo un poco cansada, no te preocupes.

Él asintió para luego salir del cuarto y yo volví a acostarme en la cama y cerré mis ojos intentando dormir pero unos brazos me envolvieron para posteriormente sentir un dulce beso en mi cuello.

— Te amo — murmuró Matteo.

Me volteé hacía él con una sonrisa — Yo también te amo.

Ambos nos acostamos abrazados, él me envolvía con sus brazos, aquellos brazos que me hacen sentir segura y me hacen sentir mariposas en el estómago; mientras tanto yo estaba acurrucada en su pecho, como una pequeña niña indefensa que sentía miedo y en cierta parte era verdad, sentía miedo de perderlo, sentía miedo de que algún día pueda perderlo y que de esta vez sea para siempre.

Durante horas no pude dormir a diferencia de Matteo, quien sí pudo dormir; me colocó ropa deportiva y salgo a correr, a despejar mi mente, corrí durante horas y cuando estaba volviendo a mi casa escucho voces, voces femeninas para ser exacta; me asomo con cuidado y me percato que eran tres chicas, una de ellas era aquella rubia.

— Entonces — habló una chica de pelo castaño — ¿te gusta Matteo, cierto?.

— Si — respondió aquella chica rubia — es tan sexy y tan tierno a la vez, realmente hermoso.

— Pero ella tiene novia — comentó una chica de pelo negro.

La chica rubia rodeo los ojos con una mueca de asco — La estúpida de Scarlet no se merece a Matteo, Matteo debería estar como alguien como yo y si ellos no terminan por las buenas, terminaran por las malas.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora