¨ 78. Tres días ¨

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Scarlet

Han pasado tres días desde que Matteo no me contesta y cuando lo hace solo me responde ¨Ven a mi casa¨. Me pongo lo primero que encuentro y agarró las llaves de la moto de Max, subo a su moto y manejo hasta la casa de Matteo, al llegar la estaciono cerca.

Entró a la casa de Matteo y cierro la puerta — ¡Tres días! ¡Tres jodidos días Matteo! ¡Como—

—Lo sé todo — su voz me paro de golpe, su voz estaba ronca... quebrada ¿por qué?.— Lo sé todo Scarlet.

— ¿A qué te refieres, bonito? — pregunté confundida.

— ¡Bonito y una mierda! — gritó mientras tiraba su vaso que al parecer contenía licor; aquel movimiento hizo que diera un pequeño brinco del susto — me mentiste... ¡Joder me mentiste!.

— Matteo ¿a que te refieres? — pregunté. Sabía a qué se refería pero era casi imposible que él sepa del plan; trate de avanzar pero él sacó un teléfono y me apuntó con un dedo mientras que con otra mano marcaba a alguien — Matteo no—

— Buenas noches, usted se está comunicando con la policía de Phembrit ¿tiene algún problema? — habló una voz femenina a través del teléfono; negué mientras veía a Matteo y el teléfono, intercalando mi mirada. Si él hablaba, si él decía algo a la policía, todo se iba a ir a la mierda, años de sacrificio directo a la mierda.

Matteo colgó la llamada y tiró el teléfono contra la pared, rompiéndolo — ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tu?! ¿Acaso... acaso jamás me amaste? ¿Siempre fue una misión? ¿Un punto? ¡¿Siempre fui tú víctima Scarlet?! — gritó con la voz quebrada, desgarrada; Matteo estaba triste, eso es más que obvio, pero también estaba molesto y confuso — ¡Yo te quería carajo! ¡Confiaba en tí! ¡Me abrí a ti como nadie! ¡Dejaste que me enamorara de tí, que cayera en tu juego! ¡Puta madre! ¡Te odio! — dijo alargando las palabras — Te odio, odio cada parte de tí, odio cada momento que viví contigo, cada beso, cada roce, odio todo de tí.

Negué — Mientes — musité — mientes mientes mientes ¡Mientes! — grité dejando escapar un grito desgarrador y deje escapar mis lágrimas — mientes.

Él se limpió las lágrimas mientras negaba — No, yo no miento, jamás lo haría, jamás mentiría ni usaría a alguien que amo — sus ojos se encontraron con los míos y por primera vez vi odio en sus ojos, odio hacía mi. No era solo odio, era decepción... decepción hacia mí — ¿Mataste a Antonio? ¿A tus secuestradores, a ellos también los mataste? — asentí — ¡Carajo! ¿A cuantas personas mataste?

— No lo sé, perdí la cuenta — murmuré y él logró escucharlo y bufó — pero fue por un motivo.

Él me miró desconcertado — ¡¿Motivo?! ¿Cual es tu puta excusa?.

— Venganza — contesté y él frunció el ceño molesto — venganza por la muerte de mi padre, mi abuelo y ahora también mi abuela.

Él se sentó en el sofá — Cuéntame su plan.

— No puedo, lo siento — murmuré mientras mis lágrimas caían por mis mejillas.

— Cuéntame o le digo a la policía todo tu asqueroso plan — habló furioso.

No me quedaba otra opción que hablar, regla número tres rota  ̈Jamás contarle a nadie el plan¨ — Según la información que tenemos hasta el momento el asesino es un familiar nuestro, alguien de la familia; desde que apareció Anonymous empezó a joder nuestro plan, cada pista que encontrábamos nos llevaba a un callejón sin salida, desde ese entonces estamos en el mismo lugar, en un punto con varias alternativas pero todas llevan a un mismo lugar.

Luego de contarle a Matteo el plan, él se quedó callado, sin decir nada, solo jugaba con sus dedos sobre su regazo; las lágrimas caían por mis mejillas y parecía que no tenía fin; por primera vez el silencio que se formó entre nosotros era incomodo, incomodo a un nivel que jamás había experimentado. Él alzó su mirada hacía mí y dejó escapar una lágrima, su labio inferior temblaba al igual que el mío.

— Por favor, no digas nada, no digas nada hasta que pueda buscar venganza por mi padre — hablé rompiendo el silencio — por favor.

Él se acerca hacia mi y junta nuestras frente — No diré nada — eso me quita un peso de encima, un gran pensó — pero no te quiero volver a ver en mi vida — no digo nada tampoco tengo derecho a decir algo; aunque me destroce aquellas palabras, se que es lo mejor para él — no quiero saber nada de ti, Scarlet.

— Está bien.

Él se separó de mí y retrocedió dos pasos — Hasta nunca Scarlet.

— Adiós... Matteo.

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¡Ey! Espero que estén bien :)

Lloré creando este capitulo, amaba la relación que tenían ellos dos. Pero así como todo su principio también es justo que tenga su final.

Cuídense! :)

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora