¨ 69. Good bye ¨

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Una semana antes de la graduación

Scarlet

« No de nuevo... »

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¡Puta madre! Sabía que este plan era peligroso y muy arriesgado pero claro, yo quería lo peligroso. Nota: Jamás tomaré decisiones muy arriesgadas, o bueno... no tomar decisiones muy arriesgadas a menudo.

En el presente me estoy escondiendo de Antonio en el bosque, porque según lo planeado tenía que traerlo al bosque para que caiga en la trampa; busco con la mirada a mis hermanos ¿Donde mierda están?.

Siento como me toman del pelo bruscamente — Ay, princess, no me gusta lastimarte — murmuró acariciando mi mejilla — no debiste haber matado a mis hombres.

— No debiste mandar a secuestrarme — respondo y le golpeó en su entrepierna, él me suelta y mis hermanos lo atacan por detrás golpeando sus piernas con un fierro, causando que se rompan las piernas — ¡Auch! Juro haber escuchado como sus huesos sonaron.

— Si, — comentó Edgar — ¿que haremos con él?.

— No lo sé — contestó.

— Yo si que hacer — dijo Francisco para luego empezar a golpearlo junto con Marcus.

Me alejé de ellos y Edgar me siguió — ¿No les dirás nada?

Los mire y negué — No, que se desquiten un poco — mi celular vibró y era una llamada de Matteo, me alejo un poco para que no escuche los golpes; contestó — Hola, bonito.

— Hola linda, ¿oye quería saber si el día de la graduación vamos juntos? — preguntó, podía escuchar lo emocionado que estaba.

— Me parece una idea increíble — contesté.

— ¿Qué son esos golpes? — preguntó curioso.

Volteé a ver a Francisco y a Marcus quienes golpeaban a Antonio y me di cuenta que Edgar se les unió — Nada, mis hermanos que están peleando entre sí, ya sabes entrenando.

— Oh, se escucha fuerte — comentó.

— Si, ya sabes como son de bestias mis hermanos — me di la vuelta — me tengo que ir, creo que el entrenamiento está subiendo de nivel, adiós.

Colgué la llamada y guarde mi teléfono en mi bolsillo trasero; me acerque a Antonio, mis hermanos al notar mi presencia pararon de golpearlo, excepto Francisco, quien no resistió más y le dio otro golpe; mientras observaba el rostro destrozado de Antonio, Francisco ataba las manos de Antonio, con una mano tomé su rostro, mi dedo índice en su mejilla izquierda y mi dedo pulgar en la derecha; lo obligue a verme.

Me acerqué ligeramente a él — Te vez de la mierda — murmuré.

Él movió su rostro bruscamente y escupe — Eres una perra.

Asentí — Sí pero con clase, otro nivel que tu no llegas — contesté y volví a tomar su rostro de la misma manera que lo tenía antes — te dije Antonio, te dije que me vengaría, tarde o temprano lo haría, y disfrutaría verte sufrir, te lo dije Antonio.

Mientras le decía todo a Antonio, una furia recorrió todo mi cuerpo, y en mi mente vinieron los recuerdos donde me hizo sentir una mierda aun sabiendo lo que valgo; sin darme cuenta iba haciendo presión con mis uñas y de pronto le había arrancado un poco de piel, observo mis dedos llenos de sangre, veo como la sangre corre por mis dedos llegando a la palma de mi mano. Fascinante...

Meretrix est anonymous...

Y antes de que él pueda decir alguna otra palabra le arranque la garganta matándolo al instante, aunque pude ver como sus ojos se movían en mi dirección; no podía negar que esto me hacía sentir viva de nuevo, me trae buenos recuerdos la verdad.

Suspire aún sosteniendo la garganta de Antonio — Me siento con vida, de nuevo — notó que mis hermanos, tienen cara de asco, miedo y me doy cuenta que es por la garganta — ¡Ups! tal vez me descontrole tan solo un poco.

Mis hermanos no dijeron nada, luego de recoger algunas cosas, lo tiramos a la tumba, y empezamos a llenarlo de tierra; ¿En que tumba? En la mía, al fin y al cabo iba a ver un cadáver, luego de acomodar todo y dejar sus respectivas rosas, volvimos a casa, nos servimos un poco de vino; mi madre bajó molesta pero al ver la sangre en nuestras ropas se preocupó.

— ¡Por dios! ¿Están bien? — preguntó mi madre preocupada.

Francisco ríe — ¿Que si estamos bien, madre? Estamos de maravilla.

— ¿Y eso por qué? — preguntó confundida.

Suspire — Vivir con un monstruo adentro es arte, pero liberarlo es una obra maestra, madre — contestó con una sonrisa.

Mi madre nos mira y luego sonríe — Copias idénticas a Alonzo.

— Yo no, yo soy santo — comentó Edgar con una sonrisa, todos reímos.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora