♕ 15. Te hice un favor ♕

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Señora Frost

—Chicos me retiro, tengo algunos pendientes en la empresa — dije mientras agarraba mi abrigo.

—De acuerdo madre — contestó Edgar.

Abrí la puerta — Por cierto, despierten a su hermana para que desayune algo.

En verdad les mentí a mis hijos, no iba hacia la empresa, iba hacia la casa de Mark, mi cuñado; al llegar a la casa de Mark pude darme cuenta que había otro carro, el carro de unos de los socios de la empresa. ¿Qué demonios hace un socio aquí?.

Entre a la casa y fui directo hacía su oficina, escuché que murmuraba algo — Por favor Mark, ella es una mujer es imposible que pueda matar a un solo hombre.

Entre a la oficina — Eso fue un poco sexista — dije tomándolos por sorpresa, o bueno, solo aquel socio, pues Mark ya sabía que estaba ahí — pero toda mujer puede matar a cualquier hombre — me acerqué a la mesa y tomé un cuchillo — con la motivación correcta, claro.

Lance el cuchillo al aire para agarrar con la otra mano y luego clavarlo directo en la yugular de aquel socio, él solo pudo soltar su copa de champagne y caer al suelo desangrándose mientras llevaba sus manos hacía su cuello, me acerqué y le quite el cuchillo, dejándolo desangrar cada vez más rápido, me incorporé poniéndome de pie y tomando una copa de champagne.

Mark miró el cuerpo y luego me miró a mi — ¿En serio? ¿En mi alfombra blanca?.

—Agradece que te hice un favor — guarde el cuchillo en mi cartera — ahora solo nos falta deshacernos del resto de los socios.

Él asintió terminado su champagne —Si, ahora mismo uno de ellos va a tener un accidente de carro — comentó y su celular vibró, él lo observó, asintió — y murió.

—Vaya, siempre un paso adelante Mark — comenté, me hice a un lado pues los sirvientes de Mark se llevaban el cadáver.

Él le dio la vuelta a su escritorio y se sentó en su silla o trono como él lo suele llamar su trono — Corrección Kaleey Frost, voy diez pasos adelante de todos — respondió con ese típico tono severo que lo caracteriza.— Tengo informado que Max, Owen y Charlotte están en tu casa.

Asentí — Si, ¿cuando los llamarás hijos? — me atreví a preguntar.

—No son mis hijos — respondió abriendo su cajón.

—Tu los adoptaste, Mark — contesté.

—Solo porque mi esposa quiso, si fuera por mi aún seguirían en el orfanato — respondió sin importancia, sacó dos bolígrafos — firma — me indicó.

Agarré el papel y empecé a leerlo, él me dio una mirada cansada — ¿Qué? Tengo que asegurarme.

—¿No confías en tu cuñado? — preguntó fingiendo indignación.

—La vida me enseño a no confiar en nadie — respondí, luego de leer hasta las letras más pequeñas, firmé, deje a un lado el bolígrafo.— Te falto falsificar la firma del reciente fallecido — comenté.

—¿Lo puedes hacer tú? — dijo, entregándome el bolígrafo.

Prendí mi celular y entré a mi galería, pues ahí tenía una foto de la firma del socio, falsifique la firma de socio.— Listo — me paré — me tengo que ir, tengo cosas importantes que hacer.

—Kaleey — me llamó Mark, justo antes de que salga de su oficina — ¿te enteraste?.

—¿Es importante? — cuestioné.

—Es sobre Alonzo — contestó, — tú decides si es importante o no.

Era más que obvio que sí es importante, pues al mencionar el nombre de mi difunto esposo, todo se vuelve totalmente diferente, todo se vuelve importante.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora