Francisco
—¿Alguien sabe por qué nos tuvimos que ir temprano? Iban a entregar galletitas en forma de arbolitos — comentó Edgar luego de que Scarlet se fuera directo a su habitación.
Ignore la pregunta tan infantil de Edgar y fui hacia la cocina por un vaso de agua, al entrar a la cocina, vi que estaban los gemelos, ellos al verme dejaron de reír.
Max y yo nos llevamos bien al principio pero por motivos de víctimas, planeas, entre otras cosas, nos fuimos alejando, aparte hubo ciertos comportamientos los cuales mi tío Mark lo obligaba a hacer, los cuales a mi no me agradan, mientras tanto con Owen, si me llevo bien y aunque no suelo tener mucha comunicación con él, las pocas veces que conversé con él fueron agradables.
—Volvieron temprano — habló Max — ¿motivo?
—Scarlet — respondí cortante.
—¿Ustedes también vieron las marcas que tenía en el brazo? — preguntó Owen, Max y yo compartimos una mirada confundida — en su antebrazo derecho, tenía marcas rojas, eran muy notorias.
Salí de la cocina y fui directo al cuarto de Scarlet, toque la puerta y la escuche decir "Pase", al entrar ella me observó a través de su espejo y me dio una mirada confusa.
—¿Qué ocurre? — preguntó Scarlet.
Observe su antebrazo derecho, aún se podía ver las marcas rojas de las que Owen habló —¿Quién te hizo eso? — pregunté observando su antebrazo.
Ella miró su antebrazo y negó cubriéndolo con su mano izquierda — Nadie Francis, estaba molesta y para no matar a nadie presioné mi antebrazo.
—Mientes — respondí, me acerqué a ella — ¿quién te hizo eso Scarlet?.
—Nadie, ya te he dicho — contestó.
Scarlet mentía, la conozco, soy su hermano, pero ¿Por qué mentía? ¿A quién protege? y entonces un nombre vino a mi mente... Antonio Meyer.
— Fue Antonio — el nombre pareció tomarle por sorpresa — fue él.
Ella se acercó a la puerta y cerró la puerta — ¿Quien te dijo eso? ¿Las peras con las que te acuestas? ¿Matteo? — cuestionó en un susurro.
—¿Matteo sabía de esto? — pregunté sorprendido — ¡Carajo! me sorprende que confíes en él y no en uno de tus trillizos.
—Francisco no deseo pelear, en serio — contestó tranquila.
—Fue ese imbécil, debí matarlo cuando pude—
—¿Y que te encerraban por contrabandear drogas y asesinar a un imbécil? — preguntó enojada — no vale la pena ensuciarte las manos Francisco.
—¡¿Qué no vale?! ¡¿No vale ensuciarme las manos?! — cuestione molesto — ¡Puta madre! ¡Reacciona Scarlet! Ese idiota se burlo de ti, te humillo, te hizo menos y casi trata de abusar sexualmente de ti, ¡Ese idiota se merece el mismo infierno! — grité.
—Déjame encargarme de esto a mí — contestó aún manteniendo la calma.
Estaba realmente enojado, por dos cosas, la primera por el hecho de que Antonio se atrevió a ponerle un dedo encima a Scarlet, y la segunda que Scarlet lo ocultará; dirigí mi mirada hacía los ojos de Scarlet, sus ojos reflejan compasión, ella quería que le entendiera, y la entiendo, realmente la entiendo, pero me prometí que nunca más nadie le pondría un dedo encima.
Tensé mi mandíbula y cerré mis puños con fuerza — Si estás en peligro——No dudaré en llamarlos... lo prometo Francis — contestó; asentí y deposité un beso en su frente abrazándola, Scarlet correspondió con el abrazo, luego de algunos segundos salí de su cuarto.
Sé que Scarlet puede defenderse sola, pero ese idiota le hizo mucho daño y de que por sí respire ya es suficiente para querer asesinarlo.
Al irnos a Alemania pensamos que las cosas para Scarlet serían mejor, ella superaría los traumas que le causó este pueblo pero las cosas empeoraron, Antonio es un hijo de perra y ha hecho sufrir mucho a Scarlet, pero si ella dice que no me meta, está más que claro que me meteré, descuide a Scarlet en Alemania y no lo volveré hacer aquí en Phembrit.Luego de intentar calmar las ganas de de querer romper todo, fui hacía nuestro patio trasero y empecé a golpear el saco de box que teníamos al aire libre, ya era de noche y trataría de no hacer mucho ruido; de tan solo pensar que Antonio podría hacerle daño, hace que toda mi sangre hierva, hace que quiera tenga la sensación de tener su sangre en mis manos.
Escucho a alguien aclararse la garganta — ¿Que tienes? — preguntó Marcus, volteó a verlo y por la poca luz de los faros que hay en el patio trasero; puedo ver que trae el ceño fruncido.
—Nada — respondí cortante y volviendo mi vista hacía el saco de box.—Mientes — contestó con seriedad — ¿Qué tienes Francisco?.
Deje de golpear el saco de box — Scarlet tenía marcas rojas en su antebrazo derecho — él asintió dando a entender de que continuara — esas marcas se las hizo Antonio ¿Cuando? No lo sé ¿Cómo me enteré? Por Owen.
—¿Ya te hablas con él? — preguntó sorprendido.
—Con Owen siempre he hablado, con Max no — comenté — ¿tú sabías?
Marcus negó — De saberlo ahora estaríamos en el funeral de Antonio — contestó.
— Cierto.
Él se dio la vuelta y empezó a caminar hacia dentro de la casa — Si sabes algo o le hace algo más llámame.
— No lo dudaré — respondí, para luego seguir golpeando el saco de box.
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Scarlet Frost
Ficção AdolescenteLos Frost Una familia adinerada, misteriosa y según las malas lenguas, también peligrosa. Después de 10 años en Alemania, los miembros de la familia deciden volver a su lugar de nacimiento, un pequeño pueblo llamado Phembirt, sin embargo no será fác...