¨ 96. Eso haremos ¨

82 8 5
                                        

Scarlet

Edgar se acerca a nosotros con una sonrisa y noto como todos nos están mirando — ¿Seré tío? — pregunta con alegría.

— ¡¿Qué?! — preguntó de inmediato. — No, solo le estoy enseñando que ingrese a la universidad que teníamos planeado Matteo y yo — contesté enseñando el sobre.

— ¡Falsa alarma! — grita Edgar volviendo a mi madre y todos suspiraron.

— ¿Cómo conseguiste entrar a la universidad, si no te graduaste? — preguntó Matteo.

— Bueno tengo algunos contactos que me deben favores — respondí y él rió, me acerqué a su odio — ¿qué te parece si nos vamos a otro lugar?.

Él me mira y sonríe mirando mis labios — ¿A dónde?.

— A tu casa — respondí, él asintió mordiéndose el labio inferior.

Agarré la mano de Matteo y salimos con mucho cuidado de no hacer ruido, Edgar me vio y le hice una seña de que no dijera nada, él solo asintió sonriendo y haciendo una seña de embarazada, lo ignore y junto a Matteo salí de casa; subimos a uno de los carros, él de piloto y yo de copiloto, no pude evitar echar el asiento para atrás.

— Linda — habló Matteo.

— Um — conteste mientras me estiraba.

— ¿Qué haremos en mi casa? — preguntó sin quitar la mirada de la pista.

Agarre la mano de Matteo al cual se encontraba en la palanca de cambio y chupe su dedo — Eso haremos bonito.

Él asintió y aceleró el carro, no pude evitar reír ante su expresión de lo que íbamos hacer, al llegar me baje corriendo y subí a su habitación, él iba detrás de mí, tratando de alcanzarme, como llegué primero y cerré la puerta de su cuarto con seguro detrás detrás de mí.

Matteo tocó la puerta — Linda, déjame entrar.

Reí — No.

— Entraré por la ventana ¿eh? — habló detrás de la puerta.

— Entonces te estaré esperando Romeo — hablé con tono de burla y al ya no escucharlo me preocupé — ¿Bonito? — pregunté y no hubo respuesta, me asomé por la ventana y las demás ventanas estaban cerradas, volví a la puerta y pegué mi oído — Matteo ya no es gracioso bonito — abrí al puerta con cuidado y al ver a Matteo acercándose, la cerré de inmediato pero él logró empujarla — eso es trampa.

— No, — habló cerrando la puerta de su cuarto y avanzando hacía mí — trampa en calentar la comida y no comerla.

— ¿Así? — dije con inocencia — y ¿quién es la comida?.

— Yo — respondió para luego besarme.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora