♕ 106. Nuestra llama ♕

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24 de febrero.

5:45 pm.

Matteo

No me iba a quedar quieto y llorando luego de leer la carta, no lo iba hacer, no iba a perder a la mujer que amo y por la cual daría mi vida, desde ese día que leí la carta empecé a alistar mis cosas; no iba a negar que llore y llore bastante al saber que ella se iba a ir sin mi, así que aliste mis cosas decidido a ir por ella.

Cerré todo con seguro y salí de casa, al cerrar la puerta los fuegos artificiales empezaron y eso solo indicaba que me quedaba poco tiempo, subí al carro y maneje con toda la velocidad posible hasta la casa de Scarlet, al llegar la casa estaba en llamas y todos estaban afuera en motos.

— ¡Scarlet! — grité bajando del carro, ella giró su torso y me miró confundida.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto frunciendo el ceño.

— No quiero que te vayas, no quiero que te alejes de mí, quiero irme contigo a donde sea que vayas — hable intentando calmar mi respiración.

— Matteo no lo hagas más difícil de lo que ya es — murmuró Scarlet, dejando escapar unas lágrimas.

— No apagues nuestra llama Scarlet — respondí mientras me acercaba a ella.

— ¡Hora de irnos! ¡Se nos hace tarde! — grito Francisco.

— Por favor — murmuré.

Ella se volteó durante unos segundos a mirar a sus hermanos y primos; ella volteó a verme — Súbete — contestó ella con una sonrisa.

Sin dudar dos subí dos veces con mi mochila, la cual llevaba todo lo esencial y necesario; me subí detrás de Scarlet abrazándola con fuerza, ella empezó a manejar y no me importaba a dónde se dirigía, sin es con ella sé que seré feliz.

Scarlet

No podía creerlo, Matteo está abrazándome mientras salimos de Phembrit, él había vuelto por mí, a él no le importo la noto, él quiere estar conmigo y eso solo me demuestra que él es el verdadero, que él es el indicado.

Luego de salir de Phembrit y adentrarnos en el bosque, nos cambiamos y nos reunimos en un círculo, hicimos una pequeña fogata y quemamos la ropa ensangrentada, ya que en el aeropuerto no permiten gente llena de sangre.

— Bueno — empezó hablando Charlotte — ¿a donde iran?.

— Inglaterra — conteste entrelazando mis dedos con la mano de Matteo; volteó a verlo. — Iremos a Inglaterra.

— Edgar y yo iremos a Alemania — habló Francisco colocándose a un lado de Edgar, quien solo pudo sonreír con alegría, sus tiernos ojos se iluminaron.

— Max y yo iremos a Rusia — habló Marcus y Max asintió.

— Owen y yo iremos a España — dijo Charlotte entrelazando los dedos con Owen, alce una ceja sorprendida ¿Cuándo ocurrió eso?.

— ¿Cuándo ocurrió eso? — preguntó señalando sus manos.

— Hace unos meses, ocultamos nuestros sentimientos uno del otro, pero ya no podimos y nos confesamos — respondió Charlotte con una sonrisa.

— Quién lo diría, Owen expresando sus sentimientos — hable con diversión.

— La psicópata asesina en una relación — respondió Owen con una sonrisa de boca cerrada.

Rodeé los ojos — Hagamos una nueva nueva ley — hable sacando una pequeña navaja — cada año nos reunirnos, cada 24 de febrero — me corte la palma derecha, cada uno de mis hermanos y primero, incluyendo mi bonito lo hizo.

Charlotte se avanzó sobre mí abrazándome — Te extrañare mucho prima.

Correspondí con el abrazo — Yo lo dudo pero igual te extrañare.

Me despedí de todos mis hermanos y mis primos y no pude evitar soltar lágrimas, aunque no fuí la única, pues Charlotte y Edgar también lo hicieron.

Narrador omnisciente

Los hermanos y los primos se despidieron mutuamente incluyendo a Matteo; cada uno se fue yendo, Matteo y Scarlet se quedaron hasta el final.

— Gracias — murmuró la pelinegra abrazando a Matteo.

— ¿De qué? — pregunto confundido el joven correspondiendo con el abrazo.

— Por no rendirte, por luchar por mi, hasta el último minuto — respondió ella escondiendo su cara en el cuello de Matteo.

Matteo sonrió levemente — Jamás me doy por vencido, ni siquiera cuando todo apunta a que lo estaré y esta no era la excepción.

La joven se separó ligeramente de Matteo, ella lo observó durante unos segundos para luego unir sus labios en un dulce y delicado beso.

Las sirenas de los bomberos empezaron a sonar, Scarlet y Matteo se separaron alertados — Hora de irnos linda.

Ambos muchachos apagaron el fuego de la pequeña fogata y se subieron a la moto, directo hacía el aeropuerto.

Ambos se aman sin límite alguno.

Ambos se aman en todos sus estados de ánimos.

Ambos son tal para cual.

Ellos son la clara definición de la palabra ¨Dos locos enamorados¨, pues ambos estarían dispuestos a entregar todo uno por el otro, incluyendo su propia vida.

Fin...

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora