♕ 98. Mi venganza ♕

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Scarlet

Varías horas han pasado desde lo ocurrido e incluso me quedé dormida; subí al cuarto de Matteo, al llegar él ya no estaba ¡Carajo! Tranquila, empiezo a buscar con la mirada que está de diferente en la habitación, la ventana abierta, el cabecero roto, las esposas en el suelo, al igual que su ropa, su armario cerrado al igual que el baño; no podía salir por la ventana no tenía ropa, tampoco podría estar en el baño, las esposas y el pedazo de madera están en el suelo, eso significa que...Mierda.

Cuando me di la vuelta para no estar en el cuarto, él estaba detrás de mí prohibiéndome salir, su mirada fija en mi ojos, su ceño fruncido, sus muñecas rojas; sus brazos extendidos prohibiéndome salir.

— Bonito, la comida se quema — hablé tranquila.

Él negó — No hay comida en la cocina.

— Lo puse recién — contesté.

Matteo volvió a negar — No hay ninguna comida porque mientras que tu dormías plácidamente yo fui a la cocina — él empezó avanzar y yo empecé a retroceder; él no estaba molesto, sus ojos no reflejaban eso, sus perfectos ojos reflejan lujuria y deseo, deseo por querer follarme y no lo juzgo yo quiero lo mismo, pero primero lo torturare un poco — Me dejaste con las ganas linda, me dejaste en la cama semidesnudo y con mucho frío linda.

— Bueno esa es una pequeña prueba de lo que soy capaz de hacer — conteste — si no quieres volver a terminar así, no vuelvas a jugar conmigo o hacer una de tus bromitas.

Mis pies chocaron la cama, ya no tenía salida; Matteo acarició mi mejilla para luego acercarse a mi oído, mientras que con su otra mano libre desataba mi bata para luego agarrar mi cadera. — Te follare tan duro que gritarás mi nombre y esa será mi dulce venganza linda.

— ¿Por qué tan seguro que me follaras? — me atreví a preguntar.

— Porque tas estas mojada — habló y sentí su dedo en mi intimidad, la cual aún estaba cubierta por mis bragas; Matteo empezó a mover su dedo de arriba hacia abajo; mi respiración se estaba volviendo profunda, no podía mostrarme débil, no iba a darle el gusto tan fácilmente.

Tragué saliva — Bonito, quita tu mano de ahí — hablé, estaba intentando hacer que lo que Matteo esté haciendo no me vea perjudicada, sin embargo, me perjudica y bastante.

— ¿O qué? — su mano la cual se encontraba en mi mejilla pasó a estar en mi cuello, obligándolo a verlo — ¿qué me harás linda? — preguntó y sentí como aparto a un lado mi braga para hundir su dedo en mi intimidad; solté un pequeño jadeo fuerte y una sonrisa amplia se formó en los labios de Matteo — así es linda, te haré jadear y gemir mi nombre.

Matteo introdujo otro dedo y la velocidad aumentó, él sacaba y metía sus dedos, de arriba hacía abajo, sin control alguno; mi respiración era cada vez más notoria y mis jadeos eran cada vez más fuerte; Matteo mantenía su sonrisa amplia, sus ojos llenos de deseo y lujuria. No podía aguantar y solté un gemido mencionando su nombre.

— Quítate la bata y siéntate.

Ordenó y le hice caso, él se puso de cuclillas y abrió mis piernas. Y antes de que pueda decir algo más, Matteo ya se encontraba dándome un delicioso oral, al sentir su lengua contra mi intimidad solté un gemido arqueando mi espalda; él me penetra con su lengua, juega con su lengua dentro de mí y eso es realmente delicioso; Matteo alza mis piernas y las coloca en sus hombros y ¡Oh, por Dios! ¿Dónde demonios Matteo aprendió a hacer esto?.

Matteo me quito mi braga sin despegar sus labios de mi intimidad, él succionaba, chupaba y lamia mi intimidad como si fuera un chupetín, yo no podía parar de soltar gemidos y jadeos fuertes; luego de que Matteo estuviera unos minutos así, se paró y relamió sus labios viéndome fijamente a los ojos; él me veía como su presa y eso lo hacía aún más excitante.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora