¨ 94. Disculpa ¨

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Scarlet

Ya es medianoche y no he podido dormir pensando en lo que ocurrió con Matteo, no debí gritarle, no debí enojarme con él ni mucho menos amenazarlo, Joder que estudia, el solo estaba dando su opinión. Puta madre.

Me pongo una chompa, mis zapatillas y salgo de casa en mi pijama de cera y con un abrigo largo que llega hasta mis rodillas; subo al carro y manejo hasta la casa de Matteo, al llegar entro por la parte trasera, entró y subo directo hacía su habitación, al llegar me quito las zapatillas y mi abrigo, él se ve tan tierno durmiendo, su pelo desordenado, Joder que bello.

Me echo a su lado y oculto mi rostro en su cuello, él suelta un pequeño gruñido — ¿Scarlet? Linda ¿qué ocurre?

— Disculpa — murmuró contra su piel.— Disculpa por gritarte y amenazarte, no debí hacerlo.

Él deposita un beso en mi cabello y empieza a hacerme mimos — Tranquila linda, yo no debí meterme en tus asuntos.

Niego — Solo estabas dando tu opinión.

— Tranquila si — él nos cubre con la manta — a dormir.

Matteo me abrazó por la cintura acercándome a él, lo abracé y poco a poco me fui quedando dormida en los brazos de Matteo, en aquellos abrazos que me hacen sentir segura.

Matteo

Al siguiente día desperté estirándome, abrí los ojos lentamente con la esperanza de encontrarme con Scarlet en mis brazos o al lado mío, pero esas esperanzas se desvanecieron al no encontrarla; me pongo mis zapatos y bajó con cuidado hacía la cocina ya que escuche ruido en la cocina, al llegar me encuentro con Scarlet quien está haciendo unos ricos panqueques, ella tararea la canción Little Bitty Pretty One mientras le da la vuelta al panqueque con la espátula; ella voltea y se queda quieta al verme despierto, la emito y ella ríe.

— Lo siento si te desperté — murmuró ella poniendo el panqueque en un plato para luego entregármelo.

— No te preocupes — contesté, mientras me sentaba, ella se sienta delante mío y empieza a echarse miel de abeja — ¿cuántas horas dormiste?.

— Lo normal — contestó ella tranquila llevando un pedazo de panqueque a su boca.

— ¿Cuánto es lo normal? — preguntó observándola.

— Pues ocho horas — contestó tranquila.

— ¿A qué hora te despertaste? — pregunte, mire el reloj de la cocina e indica que eran las 8:45 de la mañana.

— Matteo si sabes cual es la respuesta para que carajos preguntas — contestó ella molesta mirándome pero luego se arrepintió de decir eso, pues su mirada mostraba culpa — perdón, perdón, solo que... empiezo a creer que de verdad es él y me da miedo.

— Tranquila — dije mientras me paraba e iba a abrazarla — sea cual sea la respuesta a esa incógnita yo estaré para ayudarte — ella alzo su vista hacía mí, sus ojos estaban rojos e hinchados; mire sus labios y noté que había un poco de miel, con mi dedo pulgar lo limpie y ella chupo mi dedo — ¡ey!.

— ¿Qué? — preguntó con inocencia — solo chupe tu dedo, así — y volvió a chupar, causando un poco de erección debajo de mis pantalones.

— Fue suficiente — respondí alejando mi dedo, ella rió — ¿de que te ríes? — preguntó confuso.

— Que aun te sigues controlando bonito, perder nuestro autocontrol es lo mejor que puede haber — respondió ella parándose frente a mí, puso sus manos alrededor de mi cuello, y puse sentir como su mano empezó a acariciar mi cabeza — ¿acaso no recuerdas cómo es perder tu autocontrol? Toda esa energía recorriendo tu cuerpo, esos gemidos que ambos soltábamos llenos de placer, llenos el uno del otro — murmuró a centímetros de los labios.

Su mirada se desvió hacia mis labios y sus pupilas se dilataron por el deseo, sonreí de lado al ver cómo Scarlet tragó saliva; puse mis manos en sus caderas apretándolas porque se que a ella le gusta y como era de esperarse Scarlet soltó un pequeño jadeo, me acerqué lentamente a su cuello y empecé dejando besos tiernos, luego besos húmedos para posteriormente hacer chupetones, lamía, mordía y succionaba cada parte de su cuello, Scarlet soltaba pequeños jadeos, note como trataba de controlarlos para que no sonarán fuertes, sin embargo, yo conocía su punto débil, así deje besos húmedos hasta llegar a sus labios donde le di un beso tierno para luego morder su labios inferior haciendo que ella soltará un gemido.

— Primero duerme y luego follamos — murmuró contra sus labios para luego mirarla con una sonrisa.

Scarlet tensó la mandíbula — Matteo, te odio — contestó para luego empezar a comer.

Reí — Y yo te amo a ti — contesté y ella rodó los ojos.

No es la primera vez que le hago eso a Scarlet, pues ella también lo ha hecho varias veces conmigo y vengarme no estaría un poco mal; verla fruncir el ceño y comer mientras finge estar enojada es realmente tierno y sexy; ella me mira tensa su mandíbula, dirigí mi mirada hacía mis panqueques y escuche una pequeña risa por parte suya.

Scarlet FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora