Francisco
El sábado llegó y mis queridos hermanos y mi querida hermana se estaban alistando.
Salgo de mi cuarto para ir al cuarto de mi hermana, Scarlet, al abrir la puerta veo conversar de espaldas por su celular, ella tiene puesto, un vestido negro de tiras, un poco más arriba de las rodillas, unos tacones negros; ella voltea y al verme frunce el ceño y ladea su cabeza, confundida.—Ajá, te hablo más tarde — ella hizo una pausa y luego colgó la llamada — ¿cómo me veo, Francis? — dijo observándose en su espejo grande con marcos rojos.
—Bien, te ves bien — hice una pausa — ¿con quien hablabas?
—Con Max — dijo acomodando su pelo.
—¿Con Max? ¿El Max? — pregunte enojado, ella asintió y se colocó labial rojo — sabes que no me gusta que hables con ese idiota.
Ella cerró su labial — Y tu sabes que no me gusta que te comuniques con Charlotte pero igual lo haces.
—Porque es de nuestra familia— respondí.
—Y Max también es de la familia— contestó — ahora si me permites hermanito, deseo arreglarme antes de bajar — ella miró la puerta detrás de mí — vete.
Rodee los ojos — Te veo en la fiesta — dije para luego salir del cuarto de Scarlet.
Baje y todo estaba acomodado, la mesa llena de alcohol, vasos, las luces, el Dj y los mozos acomodan algunos detalles faltantes; Marcus está conversando con el Dj, Edgar me ve y se dirige hacia mi.
—¿Qué pasa hermanito? — pregunto entregándome un vaso lleno de whisky.
—Scarlet estaba conversando con Max — comente, le di un sorbo a mi bebida.
—¿El Max? — preguntó Edgar.
— El mismo idiota que—
El timbre sonó—Los invitados llegaron — dijo Edgar, dejó su vaso a un lado — con permiso.
Edgar abrió la puerta y varias personas entraron, la mayoría de ellos del colegio. La fiesta empezó y con ello todos los jóvenes empezaron a tomar, beber, bailar, besarse, manosearse en los rincones y sillones de la casa, en un par de minutos la casa estaba repleta de gente, la sala y el patio trasero llenos, incluyendo la piscina.
Mi hermana no bajaba, debe estar conversando con Max o Owen.
No hermanita, esto no se queda así, no conmigo.
Matteo
Estoy nervioso, no solo por el hecho de que iré a una fiesta donde está Scarlet sino también por el hecho de que tengo que dar buena imagen ante la familia Frost, pues mi madre me informó que ellos serían uno de los socios más importantes que va a tener la empresa.
En el presente estoy sentado de piloto en mi carro esperando a mis mejores amigos; Kevin es el primero en subir como copiloto, pues él será quien nos guíe hacia la casa, luego de diez minutos entra Noah con botellas de alcohol, volteo a verlo confundido.
—¿Qué? Uno siempre tiene que llevar su propia bebida — comentó dejando las botellas a un lado.
—Noah iremos a una casa enorme con más sirvientes de los que te puedes imaginar, ¿crees que faltara alcohol? — preguntó con ironía Kevin.
Noah asintió — Si, — Noah le entrego algo a Kevin — para que te diviertas Kevin.
—¿Condones? — preguntó Kevin, sacó algo de su bolsillo trasero — yo tengo los míos, quédatelos prostituto — dijo lanzándole los condones a Noah.
Noah bufó — Como quieras, Matteo ¿tu, deseas un condón?
Negué encendiendo el carro — No gracias.
Kevin nos guío hasta llegar a la casa de los Frost, al llegar Noah es el primero en bajar, luego Kevin quien va detrás de él y por último yo, quien me quedo observando; en la entrada hay una reja enorme color negra y en grande dice Frost de color dorado, al pasar las rejas hay un camino de pequeñas piedras color blanco, luego esta la enorme casa.
Bueno ya estoy aquí, qué puede salir mal...
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Scarlet Frost
Ficção AdolescenteLos Frost Una familia adinerada, misteriosa y según las malas lenguas, también peligrosa. Después de 10 años en Alemania, los miembros de la familia deciden volver a su lugar de nacimiento, un pequeño pueblo llamado Phembirt, sin embargo no será fác...