Scarlet Frost

¨ 79. Era de esperarse ¨

Francisco

Scarlet ha estado actuando raro estos tres últimos días, pues ha estado saliendo de fiesta y fumando en las noches, ella piensa que nadie nota eso, pero yo sí lo noto pues desde aquella vez que Scarlet fingió su muerte no ha podido dormir bien.

En el presente ella está fumando de nuevo, me acerco a ella y me pongo a su lado, ella tiene la mirada perdida en el bosque ¿Que mira tanto? Ella vota una bocanada de aire. Sabor a menta, clásico.

— ¿Qué haces despierto a estas horas Francisco? — preguntó Scarlet, ella dirigió su cigarro hacia su boca.

— Te pregunto justamente lo mismo Scarlet — dirigí mi vista hacia ella, quien solo expulsó el humo de su cigarro directo a mi rostro.

— No te importa Francisco — contestó dirigiendo su mirada hacia la luna.

— Matteo ¿no? — al mencionar el nombre de Matteo, ella llevó su mano hacia su collar, el collar que él le regaló — entiendo.

— Se enteró del plan y me encaró, rompí la regla número tres — habló y vi como una lágrima caía por su mejilla, ella limpia su lágrima con una sonrisa — era de esperarse ¿no?, digo, tampoco iba a funcionar.

— No te tortures así Scarlet — dije mientras le quitaba el cigarro de la mano — no lo hagas, te lo digo por experiencia.

— Supongo que ahora él está bien, lejos de un monstruo — contestó con una sonrisa de boca cerrada.

— No eres un monstruo, pero nuestra madre lo será si nos encuentra a esta hora fumando — en un movimiento rápido la cargué sobre mis hombros.

— Bájame — murmuró mientras pataleaba — bájame ahora Francisco.

— No — contesté — patalea todo lo que quieras, no te bajaré — murmuré mientras subía las escaleras.

— Debí matarte cuando estábamos en la barriga de nuestra madre — contestó ella haciendo que ría.

— En ese entonces no tenías armas — respondí y ella bufó cruzándose de brazos.

— Quién necesita armas cuando tienes el cordón umbilical — contestó ella con un tono burlón en voz, aunque ese tono era muy poco notorio me alegra que sonría, al menos un poco.