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Benjamín, vestido con pantalón de tela y camisa abierta dos botones, mira por los ventanales del living del departamento, pensando en cosas de la vida. Su hijo Lucas ingresa desde otra habitación con un sobre en la mano.
—No es por nada papá pero necesitamos reclutar urgente a otras personas que nos ayuden en la misión –dice Lucas, comenzando a abrir el sobre—. O sea, en tres días llega el primer diamante a Chile y ni siquiera tenemos bien delineado lo que pensamos hacer.
—Tranquilo hijo, tenemos el tiempo suficiente –responde serio el padre—. Ya tenemos la ayuda de Elisa, Tamara y podría contar con Cecilia si me dijeras de una vez por todas dónde está. ¡No sé por qué insistes en ocultarme su paradero!
—Y tú insistes en que la podemos reclutar –dice Lucas—. Entiende de una buena vez, Cecilia no está disponible para nosotros.
Lucas saca del sobre varias elegantes tarjetas de invitación para una fiesta, mientras su padre lo mira, molesto.
—Y tú vuelves a repetir lo mismo pero no eres capaz de explicarme qué pasa con ella –dice Benjamín, interesado por su As más leal—. ¿Me piensas decir finalmente dónde está? Honestamente, todavía no comprendo qué puede ser tan terrible que te cueste tanto decir.
Lucas no deja de mirar a su padre. No sabe por dónde empezar. —Está en peligro, ¿cierto?
—No creo que esa sea la mejor manera de llamarle a su estado.
No, definitivamente, Cecilia no está en peligro. De hecho, ella está mejor que todos nosotros juntos.
—Si Cecilia no se ha acercado a mí es porque algo le pasa. Necesito que me digas qué ocurre para que yo la pueda ayudar. Basta de secretos conmigo.
—Escúchame atentamente papá, porque creo que esto te costará codificarlo –dice el joven, dejando el sobre con las invitaciones a un lado—. Si no te he llevado hasta Cecilia es porque ella no te quiere ver.
Benjamín ríe, incrédulo por lo que escucha.
—Eso es imposible, ella siempre fue la más fiel de mis Ases. Fue la única que me prometió que cuidaría a sus compañeras. Quiero saber dónde está.
Lucas se mantiene en silencio, pensando bien en las palabras que utilizará para decirle la cruda verdad a su padre.
—Si fuera tan fiel como dices, no estaría a punto de casarse con tu peor enemigo. El responsable de que te metieran a la cárcel. —¿Qué estás diciendo? –pregunta Benjamín, sintiendo que el estómago se le revuelve.
—Cecilia te traicionó. En dos semanas más se casará con Álvaro Capote, el italiano.
Lucas espera que con esas palabras su padre termine con la estúpida idea de reclutar a Cecilia para incorporarla a las Ases. Pero en vez de conseguir eso, el hombre comienza a reír de la nada, dejando desconcertado a Lucas quien no esperaba esta reacción de Benjamín.
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Ases y los cuatro diamantes
AdventureDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...