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Año 2014
En un lugar poco bonito, donde la única utilidad que se le puede dar al espacio es de reja de delincuentes, Benjamín sale por la puerta principal de la cárcel de varones de Valparaíso, habiendo cumplido su condena.
Con el rostro serio, pero sin perder la elegancia que lo caracteriza, el hombre sale en libertad con diez años más en el cuerpo. De seguro, la cárcel lo ha endurecido.
En el exterior, afirmado en un BMW descapotable azul, un veinteañero, vestido con un elegante traje gris, camisa rosada y lentes de sol a la moda que cubren sus profundos ojos, se encuentra a la espera de Benjamín. Al verlo avanzar, levantando polvo con cada paso que da y con el viento golpeando en su rostro, se acerca a él para darle un fuerte abrazo.
—Papá –dice el muchacho al abrazarlo—. No sabes cuánto he esperado este momento.
—No más que yo, hijo –responde serio el viejo. Comenzando a sonreír al verlo tan grande, tan guapo. Definitivamente ya no es el adolescente lleno de espinillas y complejos que vio cuando entró a la cárcel—. Me alegra mucho verte tan bien.
Lucas sonríe, mirándose de pies a cabeza antes de hacer un comentario chistoso. No se le ocurre nada, así que responde con honestidad.
—Sí, creo estar un poco cambiado. Ahora uso camisa –dice entre risas el joven—. Y hasta me pongo corbata de vez en cuando.
Benjamín mira hacia atrás viendo el enorme edificio donde por una década sobrevivió. No siente nostalgia. Sólo quiere alejarse cuanto antes de ahí.
—Ahora que estás en libertad, tendremos tiempo de ponernos al día. Tenemos muchas cosas que hacer y tú me tienes que enseñar lo que mejor sabes – duda un momento—. ¿Lo harás, cierto?
Benjamín ríe. Sabe exactamente a lo que se refiere.
—Sí, claro. Aunque déjame decirte que esa no es la forma de incentivar a alguien que viene saliendo de la cárcel. Se supone que debo reinsertarme en la sociedad como un ciudadano respetable, no como un ladronzuelo.
—Tú nunca fuiste un ladronzuelo. Tú eras, eres el mejor y lo sabes.
Benjamín no responde, sino que piensa en su pasado con nostalgia. ¿Seguirá siendo tan bueno como antes? O quizás nunca fue del todo bueno, porque no por nada fue atrapado y encarcelado. Claro, cómo olvidar que si lo atraparon fue por culpa del italiano. Nada tienen que ver sus habilidades como ladrón y estafador profesional. Sí, de seguro él es el mejor. Por lo menos, así era reconocido por la prensa en sus años dorados, cuando se hablaba del misterioso líder de una banda de ladrones compuesto por cuatro bellas jovencitas. Esos sí que eran buenos tiempos. Cómo le gustaba comprar los diarios y recortar las noticias donde se hablaba de él y de sus féminas. Nunca nadie le había visto la cara, nunca nadie había conseguido seguir una pista que ayudara a localizarlo. La policía no lograba dar con su paradero y su fama de ladrón profesional crecía cada día más. Qué decepción más grande debe haber sido para sus admiradores cuando salió esposado y siendo reconocido como el posible líder de las Ases en primera plana de un diario nacional. Ya no era una leyenda viviente, sino que un simple criminal atrapado, como los muchos que abundan en el mundo. Eso sí, para muchos, la magia nunca se terminó, porque al no existir pruebas en su contra por los múltiples robos a museos, bancos y joyerías, nadie pudo confirmar jamás que él fuese el líder de las Ases. Y como el silencio no siempre otorga, todavía existe la posibilidad de seguir actuando de forma encubierta. No todo es tan terrible después de todo.
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Ases y los cuatro diamantes
PrzygodoweDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...