Cap. 4 - Una verdad incómoda (5)

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5

Existe una muy buena explicación para que Álvaro no estuviera en el altar esperando a Cecilia. Una hora antes de que la novia llegara a la iglesia para encontrarse con Lucas, el italiano recibió una visita que cambió el curso de la historia.

Dispuesto a subirse a su limusina, Álvaro camina muy elegante, vestido con su traje de novio. Listo para dar el sí ante el altar, consiguiendo a su primera de las muchas mujeres trofeo que pensaba tener en la vida. Cecilia era la mujer perfecta para casarse. Eso se lo había demostrado tiempo atrás, cuando robó el diamante por él. Qué mejor muestra de lealtad que la de arriesgar su vida por amor.

—¡Quiero que te vayas rápido, mira que estoy sumamente atrasado! –le dice el millonario al chofer, quien mantiene el rostro gacho en reverencia.

Cuando se va a subir, escucha un grito de a lo lejos. —¡Italiano! – alguien le llama.
Álvaro levanta la mirada, viendo a su peor enemigo, Benjamín Contreras, acercarse a paso decidido en compañía de una mujer morena enmascarada que él no puede reconocer.

—Dios mío, qué significa esto –dice el hombre, tapándose la boca, mientras intenta mantener la calma. Él ya sabía que su antiguo enemigo estaba fuera de la cárcel, pero no pensaba verlo aún, menos el día de su matrimonio.

—¿Creías que estaría toda la vida en la cárcel? –pregunta serio el líder de las Ases, sin parar de caminar. 

—Benjamín –dice el amanerado hombre, acercándose a su viejo amigo, visiblemente nervioso—. No sabes el gusto que me da verte.

—Mira tú. Yo pensé que no te agradaría la idea de verme en libertad.

—¡Pero cómo dices algo así!
Benjamín no soporta las palabras hipócritas del italiano. —¡Porque fuiste tú el responsable de meterme tras las rejas!

–Grita furioso Benjamín—. ¿O no te recuerdas?
Álvaro ríe, sintiéndose con el absoluto poder.
—Ley de causa y consecuencia, querido –responde el italiano—. No creo que sea justo culparme por tus delitos.

—¡Tú me engañaste! –dice el hombre, acercándose a Álvaro para golpearlo, siendo detenido por Tamara.

—Tú más que nadie debería saber que en la gente no se puede confiar –agrega—. Toma lo que hice como parte de mi venganza. —Una cosa es que me metas a la cárcel como venganza y otra, muy distinta, es que mates a una de mis Ases.

—¿Matar a una de tus Ases? Pero si tú nunca dejaste que las conociera –ríe el millonario—. ¡Cómo iba a saber a quién matar! —Eres un maldito bastardo –dice Benjamín, airado—. Pero quiero que sepas que no te dejaré tranquilo hasta que termines en el suelo, suplicándome perdón.

—¡Uy! Entonces te vas a morir esperando.
Benjamín sonríe.
—Hasta pronto, italiano.
—Siempre es un desagrado verte –responde él, pensando en la forma más adecuada de deshacerse de ese viejo compañero, quien aparecía en las fotos que Adel Assem le mostró semanas atrás, donde quedaba en evidencia que el líder de las Ases era el responsable de la pérdida del diamante la noche de la fiesta en el hotel—. Ya me encargaré de borrarte del mapa.

Alejándose junto a Tamara, Benjamín es observado por Álvaro quien piensa en hechos del pasado. Entonces, Benjamín recuerda que debe decirle algo más a su mayor enemigo.

—¡Italiano! Antes que se me olvide –grita a cinco metros de distancia el líder de la banda de estafadores—. Supe que hoy te casas. De todo corazón, que tengas un bonito matrimonio. Cecilia es una gran mujer.

El italiano frunce el ceño.
—¿Y cómo sabes tú eso? –pregunta el hombre.
Benjamín sonríe. Estaba esperando que él hiciera esa pregunta. 

—Porque Cecilia era una de mis Ases. Tú eres un hombre inteligente, creo que podrás deducir por qué está contigo. ¿No?

El multimillonario no puede creer lo que acaba de decir ese hombre. Siente que botará el estómago por la boca. Hace una arcada, con ganas de vomitar.

Por eso es que le fue tan fácil robar el diamante, por eso pudo defenderse tan bien de los árabes. Cecilia no es quien dice ser, es un As de Benjamín, de su más grande enemigo.

—No puede ser.

—Parece que sigues con mala suerte en el amor, italiano. Yo me pregunto cuándo será el día en que una mujer realmente te tome en cuenta.

Benjamín se aleja, dejando atrás a un enloquecido millonario. 

Ases y los cuatro diamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora