4
Luciendo un hermoso y costoso vestido de novia, Cecilia está lista para dar el sí ante el altar. Segura de que este es el mejor camino para asegurar su futuro, está dispuesta a pasar toda su vida con el amanerado hombre con tal de ser millonaria.
La limusina se comienza a detener a las afueras de la Iglesia. Entonces, se da cuenta que hay mucha gente importante reunida esperándola. Embobada con su gran boda, se fija que alguien le abre la puerta, por lo que ella estira su mano para que la ayuden a bajar. Pero grande es su impresión al ver que se trata de Lucas.
—¿Qué haces aquí? –pregunta molesta la chica, quitándole su mano.
—Vengo a impedir que cometas un error –responde el joven, con seguridad—. No quiero que te cases. Tú también me amas.
La chica se baja de la limusina, quedando frente a frente con el chico.
—No seas ingenuo. Lo nuestro fue algo pasajero. Para mí, una simple aventura –responde la rubia—. ¿De verdad piensas que tiraré por la borda todo mi futuro para quedarme contigo?
—Tú sigues enamorada de mí.
—Aunque te amara, no estaría junto a ti –insiste Cecilia—. Tú no tienes absolutamente nada que ofrecerme. En cambio, Álvaro me entrega todo lo que yo quiero, como te podrás haber dado cuenta.
Lucas se mantiene serio.
—No puedes ser tan fría, ambiciosa, materialista.
—Tú no puedes ser tan iluso –rebate la chica—. No sé si te diste cuenta, pero esto no es una película. Aquí la chica no se queda con el galán por amor. Aquí la chica hace lo que le conviene. Porque esta es la realidad y en la realidad se piensa con la cabeza, no con el corazón.
—¿Corazón? –pregunta Lucas, comenzando a enfurecerse—. ¿Acaso tú conoces lo que es un corazón?
—Sí, querido. Lástima que nunca llegará a pertenecerte. Porque mi corazón es para Álvaro, no para ti.
Lucas observa a Cecilia, quien no deja en ningún instante de mirarlo fijamente a los ojos.
—Dime que no me amas y te dejo tranquila –dice el chico, haciendo la pregunta que muchas veces escuchó en las películas. —No te amo –responde la rubia sin reparos—. ¿Quieres que te lo repita? Porque lo puedo hacer.
—No es necesario –termina de decir el joven, dolido—. Sólo te quiero advertir que algún día te darás cuenta de lo equivocada que estás. Y ese día, cuando llegues de rodillas a suplicarme que esté contigo, yo no voy a tomarte en cuenta. Porque eres una traidora. Una mujer simple, tonta, que no tiene nada bueno que ofrecer.
—No me hables así –dice enojada la chica.
—Yo te hablo como se me da la gana. Total, contigo, no tengo nada que perder.
—En eso también te equivocas. ¡No te metas conmigo porque no sabes de lo que soy capaz de hacer!
—¿Qué? –Pregunta Lucas, tratando de sacar de quicio a la muchacha—. ¿Vas a seducir a Álvaro para convencerlo de que mande a un matón a golpearme? Porque eso haces para conseguir las cosas, ¿cierto? Usas a los hombres.
Cecilia no espera que el joven termine su frase, pegándole una fuerte cachetada en el rostro, silenciándolo.
La antigua As se siente dolida. Lucas ha conseguido arruinarle parte de su día.
—¿Ahora entiendes por qué no me voy contigo? Eres un pobre tipo que jamás en la vida llegará a ser alguien. Mírate, ni siquiera fuiste capaz de mantener a la mujer que amas junto a ti –comienza a reír—. Eres repugnante.
—Y tú, patética.
—No más que tú, querido. Por lo menos yo tengo a alguien muy millonario esperándome en el altar, que se muere de ganas de casarse conmigo.
—Estás en un error, querida –dice sonriendo, maliciosamente. La mujer detiene su discurso.
—No, lindo, este es mi matrimonio, por si no te has dado cuenta. Y si estoy aquí es para casarme con un multimillonario. —Lo siento, pero si crees que el novio te está esperando dentro de la iglesia, estás equivocada porque ahí está solamente el cura con tus invitados. Que a propósito, ya tienen que estar hablando de que llegaste antes que el novio. Pobrecita, muero de pena por ti. ¿Qué dirán las revistas mañana, que la novia llegó antes que el novio?Cecilia no sabe qué decir.
—Tú me estás diciendo todo esto para arruinarme el día más feliz de mi vida, pero no lo vas a conseguir.
Cecilia comienza a caminar rápidamente hacia el interior de la iglesia, siendo vista por Lucas quien no hace nada más para detenerla.
"Ahí va. Segura de que el mundo está a sus pies. Sin saber que tarde o temprano todo su castillo de fantasía caerá a pedazos."
—Esto no termina aquí Cecilia, todavía tienes algo que me interesa –dice para sí el joven, quien viste un elegante traje negro. Viendo como la muchacha llega al portal de la iglesia, dándose cuenta que Álvaro no ha llegado, Lucas piensa en continuar su vida. Sin nada más que hacer en el lugar, camina hacia su auto, para irse a otro lado, con total tranquilidad.
"Que no digan después que no lo intenté".
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Ases y los cuatro diamantes
مغامرةDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...